ISBN 0124-0854
N º 71 Septiembre de 2001
CUENTOS
SUFÍS
Los sufís son los grandes maestros de la mística islámica . En sus cuentos y poesías se encuentran profundas reflexiones sobre la condición humana y la naturaleza de Dios , dentro de una tradición con más de mil años de antigüedad .
El Agua del Paraíso
Harith el Beduino y su esposa Nafisa , yendo de lugar en lugar , levantaban su harapienta carpa dondequiera que encontraran palmeras datileras , hierba para su camello o un pozo de agua salobre . Había sido ésta su forma de vida durante muchos años , y Harith rara vez variaba su diaria ronda : cazando ratas del desierto para aprovechar sus pieles , retorciendo sogas de fibras de palma , que vendía a las caravanas que pasaban .
Un día , sin embargo , apareció un nuevo manantial en las arenas y Harith llevó un poco de esta agua a su boca . Le pareció estar probando la mismísima Agua del Paraíso , pues era mucho menos sucia que la que acostumbraba beber . A nosotros nos hubiera parecido repulsivamente salada . “ Esto ”, dijo , “ debo llevárselo a alguien que lo apreciará .”
En consecuencia partió hacia Bagdad , al palacio de Harún el-Rashid , viajando sin detenerse más que para mascar unos pocos dátiles . Harith llevó consigo dos cueros llenos de agua : uno era para él , otro para el Califa .
Días después llegó a Bagdad , y se dirigió directamente al palacio . Los guardias escucharon su historia y , sólo porque así estaba dispuesto , lo admitieron en la audiencia pública de Harún .
“ Comendador de los Creyentes ”, dijo Harith . “ Soy un pobre beduino y conozco todas las aguas del desierto , aunque sepa poco de otras cosas . Acabo de descubrir esta Agua del Paraíso , y considerándola un regalo digno de ti , he venido en seguida a ofrendártela .”
Harún el Integro probó el agua , y como comprendía a su gente ordenó a sus guardias que se llevaran a Harith , y que lo encerrasen por un tiempo hasta que se conociese su decisión . Luego , llamando al capitán de la guardia , le dijo : “ Lo que para nosotros nada es , para él lo es todo . Por lo tanto , lleváoslo del palacio por la noche . No dejéis que vea el poderoso Río Tigris . Escoltadlo hasta su carpa , sin permitir que pruebe agua dulce . Dadle entonces mil piezas de oro y mi agradecimiento por su servicio . Decidle que es el guardián del Agua del Paraíso , y que la administre gratuitamente , en mi nombre , a cualquier viajero .”