ISBN 0124-0854
N º 71 Septiembre de 2001 como Avicena, como Averrores, como Maimónides, como Avicebrón, como Yehudá Aleví, como Ibn-Masarra... son salvados del anonimato y, en definitiva, son salvados de las hogueras que en seguida se iban a encender.
La tercera vía de penetración al Islam español que yo os propongo y que es inevitable, es la del misticismo. Miguel Asín Palacios, gran arabista, casi padre del pan-arabismo, en el buen sentido de la palabra, hablaba del viaje de ida y vuelta del pensamiento religioso, del pensamiento místico desde el Cristianismo hasta el Cristianismo; se refería con ello a cómo los maestros del Sufismo en España, al pasar el Islam por Egipto y otros países del Norte de África y entrar en contacto con los Padres del Yermo, con los hombres de Alejandría, con los cristianos coptos, recibieron el mensaje iniciático de Jesús, lo trasladaron al Islam y después, desde el Islam, desde lbn-Masarra, desde Muignuhdin Ibn-Al-Arabi, desde otros grandes pensadores místicos del Islam español, fue devuelto al Cristianismo. No existiría Juan de la Cruz, no existiría Teresa de Jesús, no existiría Miguel de Molinos, no hubieran existido los Alumbrados, los Quietistas, los Dexados, sin el precedente de estos“ locos de Dios” que protagonizaron durante varios siglos y, concretamente, durante los siglos de los Reinos de Taifas, esa recuperación de un misticismo que venía del Cristianismo pero que era
universal, porque el único lenguaje universal que existe sobre la faz de la tierra es el lenguaje de los místicos. Los místicos hablan el mismo lenguaje en todas partes.
En aquellos siglos, todo el sur de España se convirtió en una llama, una llama de fe, una llama de devoción, una llama de sublime locura mística... Almería, Sevilla, Córdoba, Murcia, Mérida eran lugares muy parecidos a lo que hoy pueda ser Benarés en las orillas del Ganges; eran lugares poblados por derviches, por monjes giróvagos, por ascetas, por Santos del Yermo, por Faquires, por Gurúes; en definitiva, por“ locos de Dios”.
(…) Asín Palacios ha demostrado cumplidamente, y yo no puedo hacer aquí más que mencionarlo, cómo todo el lenguaje de los místicos cristianos desde La Divina Comedia de Dante hasta Teresa de Jesús, Juan de la Cruz y Miguel de Molinos es un lenguaje y un pensamiento calcado de la falsiya del masarrita, de la falsiya de lbn-Al-Arabi y de la falsiya del Zoar de Leol que, como sabéis, es el libro fundacional de la Cábala.
Voy a leer muy rápidamente unas líneas de lo que yo decía a propósito de mi libro Gargoris y Habidis, donde señalo la coincidencia de los métodos, el léxico, el ideario e incluso, las imágenes líricas propuestas en épocas diferentes por los derviches de Al Andalus y por los monjes de Castilla:“ La anchura y apretura del alma, su vacío y desnudez, los símbolos del día y de la noche oscura, las metáforas
del velo y el espejo, del súbito relámpago, de los átomos que flotan sobre los rayos del Sol y el agua extraída de las entrañas de la tierra, así como todo el ambicioso juego del éxtasis y el rapto, distinguiendo entre simple inconsciencia y genuina aniquilación del espíritu en Dios, se revelan patrimonios superpuestos de las dos razas y fruto común, en realidad, de un árbol hasta cierto punto ajeno y, en cualquier caso, muy superior( Las doctrinas profesadas por los Padres del Yermo en el irreducible monacato del cristianismo Oriental).
Voy a abandonar esta vía de penetración del Islam a través de lo Ibérico y me voy a referir un poco a la actualidad, ya que, en definitiva, el tema de estas jornadas es“ El Islam ante el Nuevo Orden Mundial”.
En estos momentos, hablar en Occidente de musulmanes, hablar de Mahoma, hablar del Corán, hablar del Islam, equivale prácticamente a hablar de“ integrismo”; el común de los mortales, la opinión pública en general, está confundiendo el Islam con el integrismo. ¿ Qué es un integrismo? Un integrismo es la aplicación literal de las Sagradas Escrituras sin reparar en el hecho, evidente, de que todas las Sagradas Escrituras, ya sean las cristianas, ya sean las hindúes, ya sean las musulmanas, utilizan un lenguaje simbólico y no un lenguaje real. Para entendernos, es como si leyendo un poema de Omar Khayyám, que cantaba al vino en sus poemas, en sus