Agenda Cultural UdeA - Año 2001 OCTUBRE | Page 6

ISBN 0124-0854
N º 72 Octubre de 2001 expresada nada más que en la ubicación de una chaqueta sobre un sillón.
Bronislaw Malinowski( un antropólogo polaco que soñaba con ser Joseph Conrad) se mezcló entre los trobriandeses del pacífico durante años, y en medio de las nueces de betel, los cerdos y los brazaletes de conchas, descubrió que una cultura sólo podía comprenderse en la vida de todos los días. « Imponderables de la vida cotidiana » llamó Malinowski a esos rasgos que, por vulgares, espontáneos y modestos, eran a su juicio los más dignos de crédito; sólo después de observarlos y empeñarse en hallarles un sentido podía permitirse la licencia de vérselas con las máscaras, los rituales y los espectáculos desmedidos. Pero así había de ser: antes que el brillo del oro o que la belleza de la diva, están, anónimos y modestos, los átomos y las células, y en sus amarres y vínculos yacen atrapadas todas sus lógicas y claves.
Sin embargo, en un mundo en que los arquitectos compiten por edificar la torre más alta y en que cualquier hijo de vecino busca la fama arrastrando un boeing con los dientes, lo desaforado y la desproporción dominan en nuestra percepción del mundo. No obstante ⎯y como para cualquier astigmatismo habrá algún lente correctivo⎯ hay que pensar que ese exotismo puede ser conjurado de algún modo. Y el exorcismo quizá pueda alcanzarse por mediación de una idea como ésta: el sentido de lo diverso está donde lo que es igual empieza a dejar de serlo. El problema, empero,
está en que esta conclusión no es, ni remotamente, pintoresca.
* Antropólogo y escritor antioqueño. Es autor del libro Cuentos que he querido escribir y columnista de la Sección Minúsculas de la Revista Universidad de Antioquia.