ISBN 0124-0854
N º 73 Noviembre de 2001 lugar a los especialistas : los mejores pescadores , los fabricantes de herramientas o las comadronas . También se reconoció a quienes poseían el don de escuchar con imaginación y producir hábilmente el sonido . En muchas sociedades todos participaban en la música y era raro encontrar músicos semiprofesionales en esos grupos . Gradualmente , el músico empezó a ser valorado y se le asignaron mayores responsabilidades porque él podía estimular a la gente , hablaba por ella y , en conjunto , el pueblo dialogaba con él . Con su intermediación , la música les infundía la determinación y el valor para ir a la guerra , defender sus propiedades , expresar su alegría o llorar sus desgracias .
Casi nada es invención humana . Prácticamente todo son descubrimientos basados en la experiencia que el hombre obtiene en el mundo exterior y dentro de sí mismo , ya se trate de la rueda o de la teoría de la relatividad . Ambos descubrimientos fueron deducciones inspiradas en la realidad inmediata . De hecho , todo nuestro desarrollo se compone de análisis , recopilación de indicios afines , observación , reflexión y , por último , la creación de algo nuevo . Esos descubrimientos me recuerdan la capacidad innata del castor para construir presas o de las abejas para fabricar sus panales . Sin embargo , no pretendo rebajar la extraordinaria capacidad humana para el ensueño y me apresuro a definirla a través de esas dos notables creaciones : la música y el lenguaje .
La elaboración de instrumentos musicales es uno de los grandes milagros humanos . Recuerdo que en África escuché el retumbar de dos tambores que sonaban como ecos entre las colmas . Cuando le pregunté a mi guía qué música era aquella , me contestó sencillamente :
« Oh , son dos amigos que se dicen buenas noches ». Esa es una costumbre que se remonta a los albores de la música y el habla , y a una era en que la quietud y el silencio que hemos perdido permitían que el eco de los tambores llevara su mensaje a través de grandes distancias en la tranquilidad vespertina .
Pascal , el filósofo francés , dijo : « El hombre no es más que una caña , la más débil de la naturaleza , pero una caña pensante ». Tenemos una infinita curiosidad por el sonido que producen las cosas ; en parte gracias a él las reconocemos . Esta experimentación natural redundó en una enorme acumulación de objetos resonantes y vibratorios : los instrumentos musicales . Los vestigios más antiguos de artefactos destinados específicamente a producir música provienen de excavaciones realizadas en Siberia y se considera que datan de unos 35.000 años . Entre ellos hay una serie de huesos de mamut , las enormes articulaciones de la cadera y el hombro , con marcas que muestran los lugares donde podían obtenerse las mejores resonancias . Junto a ellos se encontró un hueso tallado en forma de porra y dos pequeñas flautas , también de hueso , con cuatro orificios superiores y dos inferiores , lo cual sugiere que se sostenían entre el pulgar y otros dos dedos de ambas manos . Esto sugiere un sistema refinado de digitación y , por extensión , una escala musical : la existencia de melodías primitivas mucho antes de la última glaciación . Este hallazgo puede ser un fragmento de la más antigua orquesta conocida , tan tentador e incitante para los músicos como para los antropólogos . (…)
Los textos en cursiva son comentarios interpretativos de Menuhin . Tomado de : La música del hombre , Yehudi Menuhin y Curtis W . Davis , Fondo Educativo Interamericano , U . S . A , 1981