Agenda Cultural UdeA - Año 2001 NOVIEMBRE | Page 4

ISBN 0124-0854
N º 73 Noviembre de 2001
Creo que esa es la enseñanza que nos deja la música . Buscamos el conocimiento para ejercer control sobre lo impredecible , pues todos tenemos la necesidad sicológica de seguridad para ser capaces de crear orden y lógica a partir de los sucesos y para dar a éstos nitidez y dirección . Una célula cualquiera puede multiplicarse por diez millones , trasmitiendo sus genes a su descendencia y estableciendo así la repetición de la pauta genética . En el hombre este proceso es consciente además de fisiológico : trasmitimos los frutos de nuestra mente y nuestro corazón , y entre ellos está la música . Así como el palpitar involuntario del corazón produce el primer ritmo vital , de igual manera la música nos devuelve el pulso de la vida .
La música tardó mucho tiempo en florecer en el Occidente , pero eso no careció de ventajas . El tiempo nos permitió absorber todos los adelantos del pasado y utilizarlos con nuevos propósitos . El Occidente domeñó la escala y desarrolló la armonía en una nueva forma , construyéndola tanto vertical como horizontalmente y creando un nuevo lenguaje que nunca antes se había oído . Este proceso requirió más de mil años . En forma paulatina , el Occidente descubrió que la música es algo más que carne y hueso y sentimiento , que éstos son sólo las herramientas para crear algo intangible , algo que nos pone en contacto con las vibraciones del
universo . Este fue el impulso que cinceló la evolución de la música occidental en su lucha de muchos siglos por llegar a ser lo que ahora conocemos y que , en gran medida , vemos como lo más natural .
El camino para llegar al elevado nivel alcanzado por Bach ha sido largo y aún nos esforzamos por no perderlo ante la amenaza diaria de la violencia y la degradación , de un péndulo que puede llegar demasiado lejos en su oscilación . En la música de Bach hay algo más que sentimiento . Por muy apasionada que sea , siempre persisten en ella la forma , el equilibrio , una secuencia lógica , una estructura , dentro de lo cual el autor alcanzó una perfección que nunca ha sido superada . Esa es una de las enseñanzas que se desprenden de la música de Bach y de toda la música .
El mundo que percibimos tan sólido y vemos como lo más ordinario empezó en el terrible calor de piedra fundida y remolinos de gases , y se fue transformando a través de las edades hasta que llegó a ser un cosmos suficientemente frío para que en él bullera el primer hálito de vida . En este planeta aparentemente insólito ( al menos en nuestro sistema solar ), se ha formado un extraordinario equilibrio de fuerzas naturales . El péndulo oscila de lo caliente a lo frío , de lo alto a lo profundo , sin rebasar las condiciones precisas que la vida requiere . Sin embargo , en las profundidades de la Tierra persiste ese hirviente
desasosiego que , a través de terremotos y marejadas , nos recuerda nuestro origen , nuestra impotencia ante la naturaleza .
En esta era tecnológica hemos llegado a creer que la seguridad consiste en el control , en el sometimiento del hombre y la de la naturaleza . Hemos de reconocer que eso nos ha reportado ciertas ventajas , pero ¿ podemos hablar de progreso cuando , como lo demuestran las múltiples guerras de este siglo , seguimos saqueando y matando sin propósito ? Nuestro fracaso se debe a que el hombre no tiene paz interior ni ha logrado el dominio de sí mismo : por eso intenta dominar a los demás .
El hombre es una criatura terrestre y el aire con que llena sus pulmones está cargado de sonidos animales . Los animales hacen ruidos que expresan « aquí estoy » y « este soy yo ». Con esos sonidos atraen a su pareja , atemorizan a sus enemigos , conducen rebaños y paralizan a la presa ; advierten del peligro a sus compañeros y se consuelan mutuamente en los momentos difíciles . La voz es uno de los instrumentos básicos de la propia conservación . No todas las criaturas producen sonido haciendo pasar el aire a través de las cuerdas vocales , esas franjas estrechas que se encuentran al extremo de la tráquea : los delfines y ballenas se sirven del opérculo que cubre su orificio respiratorio ; los grillos , de sus patas