ISBN 0124-0854
N º 70 Agosto de 2001
EL CUENTO DE LA
AUYAMA por Salvador Fernández
Un cuento sobre la burocracia hipertrofiada y sus efectos
Érase una vez una República de nombre Arauyama, que después de largos y persistentes esfuerzos de sus habitantes, logró que uno de sus productos agrícolas, en el pasado menospreciado, pudiera producirse en cantidad y calidad tales que hicieron de su venta un importante ingreso en la hasta entonces depauperada economía de aquel inmenso territorio. ratificaron estas presunciones con creces, ya que descubrieron que la auyama era fuente importantísima de la vitamina XYZ, sumamente indicada para las afecciones digestivas y dispepsias prolongadas.
Se trataba del cultivo de la auyama o“ cucúrbita máxima”. Tras pacientes trabajos de investigación que contrató y pagó la Fedeagro de la zona, fue posible lograr una producción insólita de auyama por hectárea que abarató muchísimo el costo unitario. En pocos años la producción aumentó de apenas las once toneladas habituales a la importante cifra de 14.250 toneladas.
Como la propiedad se encuentra muy dividida en el estado Arauyama, varios miles de agricultores se vieron pronto gozando de un bienestar económico hasta entonces desconocido. Los campesinos adquirieron aperos de labranza más sofisticados y hasta tractores. Y se comenzó a estudiar la posibilidad de adaptar un tipo de cosechadora, que en terrenos terraceados pudiera recoger la auyama por procedimientos mecánicos.
Segismundo Palacios, uno de los agricultores más florecientes de la región, viajó a Europa y se llevó consigo unas cuantas auyamas que entregó al afamado Instituto Batelle de Investigaciones Científicas, en Ginebra. Palacios había oído contar a los viajeros campesinos del Estado Arauyama, que esta cucurbitácea era un excelente alimento para niños pequeños, para ancianos y para los convalecientes, ya que a su composición y balance ideal de minerales y vitaminas, se añadía el ser sumamente tolerable aun por los estómagos más delicados. En el Instituto Batelle
El regreso de Palacios, con tales noticias, fue acogido con general beneplácito por los vecinos de Arauyama. Estos descubrimientos, que pronto fueron del dominio público en toda la República, permitieron que el consumo de auyama se popularizara a lo largo y ancho del territorio nacional. La Perfecta Ama de Casa ensayó la preparación de varios platos de auyama y después de sacar a la luz su Novísimo Recetario de la Cocina a base de Auyama, hizo demostración por la televisión de los doscientos cuarenta platos principales y los treinta y tres postres que se podían hacer con base en tan nutritivo vegetal.
Las noticias sobre las aplicaciones gastronómicas de la auyama, finalmente trascendieron las fronteras nacionales. Las firmas J. McKinney y Near Man de Estados Unidos, se interesaron en la importancia de la " cucúrbita máxima " para su venta en todos los supermercados de la nación norteamericana y el Canadá, para cuyos efectos establecieron una oficina de compras en la capital de la República, cuyo télex comunicaba diariamente a New York las transacciones efectuadas y las fluctuaciones en el precio. Ya para entonces la producción de auyama se había extendido a los territorios vecinos y había llegado a la respetable suma de 400.000 toneladas anuales.
En varias publicaciones científicas de los más renombrados institutos de investigación, se habían mencionado las propiedades medicinales de la auyama pura para el tratamiento de la