Agenda Cultural UdeA - Año 2000 NOVIEMBRE | Page 10

ISBN 0124-0854
N º 62 Noviembre de 2000 recomendaba en las discusiones no sólo hacer explícitos los puntos de vista , sino también las valoraciones desde donde se construyen , bajo la idea de que toda posición remite , en última instancia , a una forma de valoración o , en otros términos , a un postulado ético .
La tercera condición del diálogo , consecuencia de las dos anteriores , es el reconocimiento de que por encima de las partes comprometidas en una discusión existen unas normas mínimas , universales y abstractas , a las cuales se debe acoger la interlocución . La discusión no es una confrontación excluyente a la manera sofística , sino un debate que se da en el marco de la aceptación de las normas de la lógica , de la demostración , del pensamiento y de la investigación , que existen y se sustentan por sí mismas , que las partes comprometidas asumen como válidas y reconocen como la mediación impersonal y externa que hace posible su comunicación , los
acuerdos
y
los
desacuerdos .
El diálogo no es compatible con un objetivismo extremo , que a nombre de una “ naturaleza en sí ” de las cosas , inspirado en un modelo de ciencias naturales , no reconoce la inevitable relatividad del conocimiento ; ni con un subjetivismo a ultranza que considera que , como todo punto de vista es relativo a su emisor , su validez se debe limitar a quien lo afirma y carece por consiguiente de objetividad .
La primera posición conduce a la idea de verdad como una realidad objetiva , apropiable por un sujeto particular y , por consiguiente , al dogmatismo que ya hemos presentado y criticado al comienzo de este ensayo . La segunda posición conduce a la tolerancia pasiva y resignada frente a la opinión del otro , a una convivencia pacífica en la que cada cual defiende su punto de vista y respeta el ajeno “ con tal de que no se metan con el suyo ”. En estas condiciones , según expresión de Estanislao Zuleta , no habría diálogos sino “ monólogos superpuestos ”.
El dialogo efectivo , según el mismo autor , sólo es posible en el marco del respeto , tanto por el otro como por uno mismo . Respeto no es indiferencia ni tolerancia resignada y pasiva , y por ello no excluye , sino que , por el contrario , implica el debate y la discusión . Respeto significa “ tomar en serio el pensamiento del otro ”, pero también “ asumir la defensa del pensamiento del propio ”. Y ello sólo es posible si los sujetos comprometidos en una discusión saben reconocer que existe un tercero por encima de las partes , que son precisamente las leyes de la lógica y el pensamiento . Un punto de vista es relativo a la posición en que se encuentra quien lo emite , pero no por ello está exento de sustentar su objetividad .