Agenda Cultural UdeA - Año 2000 MAYO | Page 5

ISBN 0124-0854
N º 56 Mayo de 2000 muerde a un hombre, eso no es noticia; si un hombre muerde a un perro, eso sí es noticia.
Lo que sucede entonces frente a una realidad como la nuestra es que cuando los hechos violentos se vuelven cotidianos, entonces la noticia entra en la escalada de esa violencia, así la noticia pasa a ser ya no el asesinato individual-mientras no sea un“ magnicidio”- sino la masacre, y es más noticia si la crueldad o alevosía fue mayor. Ese hecho extraordinario se sitúa por el principio de la pirámide invertida, en la primera frase de la noticia, de tal forma que otras informaciones aparentemente insignificantes, pero que podrían tener más que ver con la médula del problema, se quedan para los últimos renglones, con el riesgo de ser cortados a la hora de limitar el tiempo total de la nota.
La cuestión no es un problema de si informar o no sobre los hechos, pues entraríamos en la difícil discusión de la libertad de prensa y el derecho a la información. Se trata
más bien, como decía arriba, del tratamiento que se le dé, y ese tratamiento está ligado al género. Un buen periodista puede lograr salirse de la camisa de fuerza de la noticia y hacer que trascienda y nos haga avanzar. El documental, por su parte, abordaría el mismo hecho violento de manera distinta. Dependiendo del enfoque que el realizador quiera darle, el documental puede constituirse en una denuncia o en una investigación tras la pista de las causas, buscaría preguntarse por esa violencia y su razón de ser, podría conducir al espectador a situarlo frente a la sinrazón. Más que las imágenes directas de los hechos mismos, la cámara estaría tras la pista de imágenes que signifiquen, que se erijan como símbolos y, de esta manera, lleven a la reflexión: Las imágenes de Ovejas, Sucre, de hombres mayores gritando alrededor de una riña de gallos, y las de niños que elevan cometas, podrían tener un mayor efecto re-educador que la imagen escueta, el
primer plano de las manos atadas y sangrientas. Los sonidos no tendrían que ser las palabras que narren los hechos, ni los llantos desconsolados que sólo llevan a la compasión; los sonidos podrían reconstruir la paz del poblado, desde sus sonidos cotidianos y cómo ella es interrumpida por los fogonazos de la metralla. Como narración, el documental debe tener un concepto, una idea, aquello que alguien tiene para decir sobre esa realidad, los sentimientos que lo unen con ella, todo como la expresión de un punto de vista serio, profundo y ético.
No obstante, está claro que el género de por sí no garantiza ni obliga a una cosa u otra. Podríamos decir más bien que marca tendencias. Entre otras cosas por el tiempo disponible para elaborar el mensaje. Mientras tras una noticia hay unas pocas horas de trabajo, tras un documental hay meses, a veces años. Y una realidad tan compleja como la nuestra exige tiempo, pide que nos detengamos a mirarla y