ISBN 0124-0854
N º 54 Marzo de 2000 oferta de diversión ha variado y ha crecido .
Ya no estamos en el viejo Oslo de Ibsen , aislados en los fiordos y el teatro como única oferta de diversión urbana donde nos acomodamos en el amable calor de cuatro horas de representación para disfrutar de una historia . Sartre había manifestado que la llegada de la televisión había engrandecido el arte teatral al liberarlo de su labor más mezquina : divertir .
Afortunadamente en Medellín aún quedan -y no en vía de extinción ,
quisiéramos creer- unos cuantos espectadores de teatro que lo justifican ; una proporción minúscula frente a la población , que son en su mayoría jóvenes estudiantes ; los adultos han decidido morirse para el teatro , o están instalados en un mundo sin inquietudes y sin preguntas . Son ellos mismos quienes hoy por propia iniciativa están seduciendo a otros muchos en sus áreas de influencia : universidades , colegios , entorno familiar . Están buscando , como nosotros , un teatro que vaya algo más allá de la información política o la
actualidad , y vislumbran un teatro donde la poesía , el goce y la reflexión , sean el distintivo contra ese teatro de “ intérpretes ”, cuya oferta es feroz : “ Matar el tiempo ”.
Esta labor de crear y desarrollar un teatro en la ciudad de Medellín sigue y seguirá siendo un ejercicio marginado , de soledad , una pasión de derrotados . Los actores y ese reducido público son ignorados por los grandes medios , radio , prensa , televisión que , entretenidos en la voracidad de informar batallas e inundaciones , e hipnotizados por las