ISBN 0124-0854
N º 58 Julio de 2000 importante que el centro se parezca a Estocolmo, que el trabajo de catorce mil familias. Es una extraña danza. Los unos corren y los otros los persiguen, pero ninguno claudica. Al menor descuido el vendedor terminaría en la“ jaula”, donde la mercancía es decomisada. Esta danza de la supervivencia no la va ganando nadie, los venteros cada día son más ágiles y se ingenian nuevas estrategias para sobrevivir. Los puestos móviles son una, ellos mismos cargan la mercancía de manera tal que puedan correr cuando aparece el peligro. Existe todo un sistema de alarmas humanas colocado en las calles, todos tienen tenis. Hoy se debe tener buen estado físico para ser ventero, o capital para
montar |
en |
locales |
tradicionales, |
|
“ los |
agáchese”, |
todo |
a |
quinientos y mil pesos, |
pues allí no llega la mano |
de Espacio Público. Hoy |
el centro se está llenando |
de este tipo de ventas, y |
se ha llegado al extremo |
de |
montar, |
en |
una |
esquina |
del |
Parque |
Bolívar, |
un |
minicentro |
comercial |
donde |
todo |
cuesta menos de cinco mil |
pesos. Pero si éste es el |
común denominador en |
todo el centro, no sucede |
lo |
mismo |
en |
el |
mal |
llamado |
pasaje |
“ La |
Bastilla”. |
Pequeños |
revendedores |
y |
consumidores de droga |
compiten con los loteros. |
Al finalizar la tarde el |
ambiente |
se |
vuelve |
pesado, |
todos |
los |
vendedores |
de |
lotería |
huyen, y los otros se |
apoderan del pasaje. Los |
infamemente |
llamados |
desechables llegan con sus botellas de pegamento a soñar sus ciudades donde el hambre y la exclusión no existen. Por eso a las cuatro, don Hernán y doña Sofía se van a“ ganchear” a su parque, al de Berrío, donde alguna vez fueron habitantes permanentes y ahora son, como tantos, unos seres que llevan no sólo sus limitaciones, sino también el miedo de ser constantemente perseguidos. Ya su puesto se limita a un gancho con los quintos de lotería, que esperan vender a la gente que corre para llegar al metro.
Pero existen normas de convivencia entre los loteros, se respetan y se ayudan entre ellos, aunque el miedo a la legalidad los persigue.