ISBN 0124-0854
N º 53 Febrero de 2000 claro , y los días de turbio en turbio ; y así , del poco dormir y el mucho leer , se le secó el cerebro , de manera que vino a perder el juicio . Llenósele la fantasía de todo aquello que leía en los libros , así de encantamientos como de pendencias , batallas , desafíos , heridas , requiebros , amores , tormentas y disparates imposibles ; y asentósele de tal modo la imaginación que era de verdad toda aquella máquina de aquellas sonadas invenciones que leía , que para él no había otra historia más cierta en el mundo ”.
También don Quijote es un héroe de transición , él está pasando de la cordura a la locura en la época en que los pueblos están pasando de la memoria oral a la lectura , en que las sociedades están pasando del orden de la tradición al orden de la innovación que caracteriza a la modernidad . Qué inquietante resulta ver como lo asombra el que le cobren en las posadas , cuando hasta poco antes reinaba la tradición de la hospitalidad ; cómo persiste en la vindicación del heroísmo generoso y desinteresado cuando se abre camino en el mundo el egoísmo de los mercaderes y la glorificación de una vida sin riesgos ; cómo insiste en el culto de esas virtudes , el honor , el sacrificio , la valentía , que
Antonius Höcelmann . El lector de periódicos , 1995-97.100x 139 cm
parecen en su época monedas salidas de circulación . La locura de don Quijote es la locura del anacronismo . Cree todavía posible ir por los caminos salvando doncellas , deshaciendo injusticias , redimiendo desvalidos , combatiendo gigantes y afrontando el poder de los nigromantes . Pero se diría que no es don Quijote , obsesionado con la justicia , con la generosidad , con el desprendimiento , con el heroísmo , con la veneración de un amor ideal , quien ha enloquecido , sino que es más bien el mundo alrededor el que ha perdido el sentido que le conferían esas antiguas virtudes y tradiciones . Desde entonces cada día hemos visto la muerte de una tradición y su apresurada sustitución por una moda , tan evanescente como seductora . Y ya se ha llegado a pensar que tal vez
lo más deseable sea pasar por la vida en un carnaval de evanescencias , sin buscar en la realidad más que un poco de confort y estímulos que aguijoneen el placer . Sin embargo otra suerte de Quijote más reciente , que también sucumbió a la locura , aunque sería un atrevimiento afirmar que fueron los libros los que le arrebataron la razón , Friedrich Nietzsche , afirmó de un modo clamoroso que hasta la más insensata costumbre es preferible al vacío de la falta de costumbres .
Lo que los libros le revelaron a don Quijote fue la persistencia de unos principios , la perdurabilidad de unos sueños , la necesidad de sostener unas tradiciones contra el soplo de escombros de la desmemoria . Nadie menos expuesto que él a la afirmación de Schopenhauer