ISBN 0124-0854
N º 59 Agosto de 2000
con la música latinoamericana , en cambio , nos encontramos con que ésta no se desarrolla en función de los mismos valores y hechos culturales , obedeciendo a fenómenos , aportaciones , impulsos , debidos a factores de crecimiento , pulsiones anímicas , estratos raciales , injertos y trasplantes , que resultan insólitos para quien pretenda aplicar determinados métodos al análisis de un arte regido por un constante rejuego de confrontaciones entre lo propio y lo ajeno , lo autóctono y lo importado . Hoy , por ejemplo , nos resulta mucho más fácil entender y explicar la obra de un Schoenberg - pongamos por caso- que la de un Héctor Villa-Lobos . El maestro vienés es cabo de raza de una muy añeja familia intelectual ; el maestro brasileño , en cambio , es una fuerza natural que irrumpe en el
panorama artístico de un continente sin que nada anunciase su llegada -puesto que las músicas escritas en su país , en décadas anteriores , no se le constituían en antecedentes . El atonalismo es una resultante cabal -casi inevitable- de lo que venían haciendo , en Europa Central , los músicos de fines del siglo XIX . La obra de Villa-Lobos , en cambio , es un caso fenomenal , espontáneo , sorpresivo , por cuanto resulta un producto aparentemente imposible de lo primigenio y telúrico amaridado con las técnicas más avanzadas que , en una época , pudieron venimos del Viejo Continente . Se nos dirá , desde luego , que tal simbiosis se observa en la obra de todos los compositores que , en esta época , aquí o allá , trabajaron con materiales folklóricos . Pero debe reconocerse que la “ onda folklórica ” que recorrió el mundo entero - puesto que tanto se observó en Europa , como en los Estados Unidos y América
Latina- en los años 1920-40 , fue en realidad de muy corta duración , dejando , como creaciones válidas , duraderas , conservadas ( y ejecutadas , que es lo más importante ) aquéllas que , desprendiéndose del documento cazado a unta de lápiz , mejor expresaron la verdad profunda del compositor , de modo a menudo metafórico , exento de todo “ tipicismo ”, sin que esto excluyera un sustrato racial -significado nacido entre fronteras pero fijado en un significante de alcance universal . Y ese desprenderse del folklore , salvaguardando sin embargo las pulsiones auténticas del ente creador , es tendencia que se observa , actualmente , en los mejores músicos de las nuevas generaciones latinoamericanas . No queremos citar nombres por no incurrir en omisiones debidas al hecho de que , en muchos países nuestros , la edición de partituras y de discos apenas si empieza a manifestarse en una
los instrumentos de Europa , de África y de América , se habían encontrado , mezclado , concertado , en ese prodigioso crisol de civilizaciones , encrucijada planetaria , lugar de sincretismos , trasculturaciones , simbiosis de músicas aún muy primigenias o ya muy elaboradas , que era el Nuevo Mundo . El ya viejo romance hispánico se mezclaba con las percusiones africanas , y con elementos de expresión sonora debidas al indio -aunque , en lo melódico , en el melos , el indio permaneciera más fiel a las ancestrales tradiciones de escalas ( y esto se observa todavía a todo lo largo del espinazo andino ) distintas del sistema en que estaban concebidas las músicas venidas de Europa …