ISBN 0124-0854
N º 59 Agosto de 2000
Por : Alejo Carpentier
Para quien estudia la historia musical de Europa , el proceso de su desarrollo resulta lógico , continuado , ajustado a su propia organicidad , presentándose como una sucesión de técnicas , de tendencias , de escuelas ilustradas por la presencia de creadores cimeros , hasta llegarse , a través de logros sucesivos , a las búsquedas más audaces del tiempo presente . Desde el momento en que los sonidos de voces o de instrumentos comienzan a ser fijados en signos legibles ( sin tenemos que remontar a raíces más remotas cuyo examen requiere otro proceso analítico ) puede seguirse , sin dudas ni vacilaciones , el ya larguísimo camino de su función artística , siglo a siglo , con ayuda de una amplia literatura teórica - textos y tratadoscorrespondiente a cada
época . El origen y crecimiento de la polifonía , la estructuración de formas , la afirmación de los estilos y géneros , la biografía particular de los instrumentos , la formación y desarrollo de la orquesta sinfónica , de la ópera , del drama lírico , se integran en un encadenamiento de hechos perfectamente coherente y claro -por no decir dialéctico- , allí donde cada innovación responde a una necesidad , cada característica se debe al espíritu de una época , cada personalidad desempeña un papel de mayor o menor importancia en cuanto a eficiencia composicional o aportación estética . En más de diez siglos de música europea , no hay misterios ni accidentes . Enriquecimiento gradual , sí , debido al intercambio de ideas , la polémica estimulante , y un mayor conocimiento del mundo … Los compositores europeos que más
presumieron de revolucionarios se apresuraron siempre , al exponer sus conceptos , a demostrar que tenían antecesores en siglos pasados , buscándose abuelos , a veces , en el mismo Medioevo . Si Monteverdi , Gabrieli , o Guillaume de Machaut o el viejo Perotino vinieron a salir de un largo olvido en este siglo XX , ello se debe en mucho , no hay que olvidarlo , al culto repentinamente rendido a su memoria por parte de músicos contemporáneos nuestros que se las daban de “ vanguardistas ”' -aunque sin rechazar , en bloque , la herencia de una tradición , por aquello de que , como bien lo dijo Stravinsky : “ Una tradición verdadera no es el testimonio de un pasado transcurrido ; es una fuerza viviente que anima e informa el presente .”
Cuando nos enfrentamos