ISBN 0124-0854
N º 43 Marzo de 1999 bucólico del estatismo histórico. Los museos, con las edificaciones, las fotografías y demás elementos que nos narran episodios importantes que marcaron cambios radicales en la historia, no reciben el trato que debieran, ni del ejecutivo, ni del legislativo. El trabajo de las personas que han asumido esta responsabilidad es profundamente quijotesco.
Entidades como el FAES, La Fundación Ferrocarril Antioquia y la Red de museos del país, sobreviven por la labor empecinada de sus dirigentes que hacen permanecer sus proyectos a fuerza de ser vistos como dinosaurios en la era satelital. Gracias a ellos, el Alzheimer cultural no ha logrado aún su punto más crítico. Sin embargo, vale la pena repensar una nueva estrategia de mercadeo que permita su supervivencia, puesta a prueba de fuego y en franca competencia con las actuales herramientas precisas e inmediatas de la aldea global. Ya se encuentran en la red algunas instituciones, pero aún acosadas por la timidez frente al pulpo del mercado. Algo que indigesta la tranquilidad de los gestores culturales tiene que ver con las llamadas“ expresiones alternativas” que se vienen dando en la cultura. Lo inopinado ante el análisis adulto rompe fronteras para tomar posición y posesión de la sociedad. El crecimiento vertiginoso de la cultura“ light” evidencia una postura ineficiente frente al desarrollo de los mass media. La incapacidad de incidir sobre los hábitos y costumbres de las nuevas generaciones, sumada a la negación
Sin título. 12 de abril de 1984. Keith Haring
permanente de la participación del joven en los procesos de decisión y al desarrollo de diversiones cada vez más sofisticadas y riesgosas para la humanidad como es el caso de las drogas de diseño, perfilan en el panorama una sociedad confusa carente de norte.
El fortalecimiento de los guetos juveniles urbanos es la muestra clara de una profunda patología social que nos ilustra un mar de decisiones erradas. Es preciso abrir espacio a este tipo de expresiones, para saber qué piensan, cómo sueñan el país, cómo viven, cuáles son sus proyectos y no continuar marginándolos, porque con ello estamos perdiendo una importante oportunidad de actuar intergeneracionalmente, condición para tener un futuro mejor.
Juan Jairo García González es psicopedagogo de la Universidad Católica de Oriente y se desempeña como administrador actual del Cerro Nutibara.