ISBN 0124-0854
N º 43 Marzo de 1999 para otros, definida por Baudrillard como un modo nuevo,“ esquizofrénico” de espacio y tiempo, en el que no sólo se consume, sino que lo que no se engulle y depreda, se inutiliza. Todo está sujeto a la“ rigurosa” desconstrucción.
Aun sin hacer precisiones o alusiones de fondo a los procesos económicos, políticos y sociales, es en este contexto parcial en el que se cocina la reflexión sobre gestión y políticas culturales, las cuales en su esencia, no tienen otro sentido que el de intervenir en el mercado simbólico.
El contexto de la gestión cultural requiere entonces protagonistas“ capaces de establecer puntos de diálogo entre la creación artística y el consumo cultural, entre las dinámicas socio-económicas y las dinámicas culturales, entre las exigencias políticas o empresariales y la coherencia del producto”. Además,“ con una gran capacidad de adaptación a
circunstancias frágiles y cambiantes de un medio sobre el que todo el mundo se atreve a opinar y que no dispone de una tradición de gestión larga y consensuada”.
Quedan pendientes interrogantes que tienen que ver con los discursos operantes de la cultura, de las políticas culturales y de la gestión cultural, es decir: ¿ Qué se gestiona? ¿ Para quién se gestiona? ¿ Dónde se gestiona? ¿ Cómo se gestiona? ¿ Con qué se gestiona? ¿ Con quiénes se gestiona? ¿ Qué se espera de la gestión? Es en la respuesta a estas preguntas donde intervienen los diversos agentes del Estado, la comunidad y el sector privado para encontrar algunos propósitos comunes o distanciarse con sus intereses y acciones particulares como regularmente acontece.
Winston Licona es Director de la Especialización Internacional en Gerencia y Gestión Cultural de la Universidad del Rosario, Santafé de Bogotá.