Agenda Cultural UdeA - Año 1999 FEBRERO | Page 26

ISBN 0124-0854
N º 42 Febrero de 1999
Los periodistas que entendieron que el poder de sus palabras era temido por estos hombres, envanecidos por el poder de su dinero, de sus armas y de su falta de escrúpulos, vencieron sus naturales temores y los enfrentaron. Uno de los primeros en hacerla y en pagar los costos de su coraje fue él columnista caleña Raúl Echavarría Barrientos, asesinado en Cali en 1986. Por la misma época fue asesinado en Santa Marta el hombre de radio, Rodrigo Ahumada, a quien los narcotraficantes no habían podido silenciar con amenazas. Pero el más conocido y el más ejemplar de los casos fue el del director de El Espectador, Guillermo Cano, asesinado el 17 de diciembre de 1986. Las investigaciones condujeron a las autoridades hasta los dos capos del cartel de Medellín, Pablo Escobar y Gonzalo Rodríguez Gacha, como autores intelectuales de un crimen con el que quisieron imponer silencio. La misma finalidad se le atribuyó a la muerte de Gerardo Bedoya, el columnista del diario El País, de Cali, asesinado a comienzos de 1997, después de la publicación de unas vigorosas columnas de denuncia contra los narcotraficantes.
La muerte o el encarcelamiento de los grandes capos no ha cambiado las
cosas, como lo demostró el comunicado de los Extraditables con el que en este año se les notificó a los periodistas que quien informe sobre retroactividad de la extradición será considerado objetivo militar. Son hechos que están dejando su marca en el periodismo nacional. Es una huella no uniforme porque, aunque en unos casos produce un periodismo y periodistas tímidos, sobornados o asustados, en otros casos ha inspirado el mejor periodismo y los más brillantes ejemplos de periodistas más allá del miedo o de la sumisión.
Javier Darío Restrepo es periodista y Defensor del Lector del periódico El Tiempo 18 al 25 de septiembre de 1998