Agenda Cultural UdeA - Año 1999 DICIEMBRE | Page 15

ISBN 0124-0854
N º 52 Diciembre de 1999 nuestro carrito.- ¡ Qué hermoso árbol! ¿ De dónde lo traen?-De por allá-murmura ella, vagamente. Una vez se detiene un coche y la holgazana esposa del rico propietario del molino se asoma y relincha:-Les doy veinte centavos por ese viejo árbol. Ordinariamente mi amiga tiene miedo de decir que no; pero en esta ocasión sacude prontamente la cabeza:-No lo daríamos ni por un dólar.- ¡ Un dólar! ¡ Madre! Cincuenta centavos. Es lo más que les doy. ¡ Por Dios, mujer!, pueden ir a buscar otro. En respuesta, mi amiga observa suavemente:-Lo dudo. Nunca hay dos de nada.
En casa, Queenie se deja caer junto al fuego y duerme hasta la mañana, roncando fuerte como un ser humano.
Un baúl en el desván contiene una caja de zapatos llena de colas de armiño( procedente de una capa de teatro de una curiosa dama que una vez alquiló una habitación en la casa), rollos de colgajos de relumbrón dorados por los años, una estrella de plata, una corta serie de bombillas acarameladas, viejas, indudablemente peligrosas. Excelente decoración hasta donde alcanza, que no es lo suficiente: mi amiga quiere que nuestro árbol resplandezca“ como una ventana de los Baptistas”, que se doble bajo el peso de las nieves de adorno. Pero no podemos costear los esplendores de fabricación japonesa que venden en el“ cinco y diez”. Por tanto, hacemos lo que hemos hecho siempre: pasar días sentados ante la mesa de la cocina con tijeras y lápices y montones de papel de colores. Yo hago los dibujos y mi amiga los recorta: gran cantidad de gatos, peces también( porque son fáciles de dibujar), algunas manzanas, algunas sandías, unos pocos ángeles alados hechos de envoltorios
de papel de estaño que tenemos guardado. Empleamos imperdibles para sujetar al árbol esas creaciones: como toque final, salpicamos las ramas con algodón desmenuzado( recogido en agosto con ese propósito). Mi amiga, contemplando el efecto, junta sus manos.-Ahora, francamente, Buddy, ¿ no te parece bueno para comer? Queenie trata de comerse un ángel.
Después de tejer y adornar con cintas las coronas de acebo para todas las ventanas de la fachada, nuestro proyecto inmediato es la preparación de los regalos para la familia. Pañoletas para las damas, para los hombres un jarabe, preparado en casa, de limón, regaliz y aspirina, para tomarlo“ a los primeros síntomas de un resfriado y después de cazar”. Pero cuando llega la hora de preparar nuestros mutuos regalos, mi amiga y yo nos separamos para trabajar secretamente. Me gustaría comprarle un cuchillo con mango de nácar, una radio, una libra de cerezas cubiertas de chocolate( una vez probamos algunas y ella siempre jura: Viviría sólo de cerezas, Buddy. ¡ Señor, sí,
Vincent van Gogh. La recolección de la aceituna, 1889. Óleo sobre lienzo, 72.4 x 89.9 cms.