Agenda Cultural UdeA - Año 1999 AGOSTO | Page 19

ISBN 0124-0854
N º 48 Agosto de 1999 palabra y, sobre todo, en el sentido artístico, en el sentido de la creación, no existe. Se puede eso sí, hablar de la idea de la libertad, porque ésta es una realidad en la vida social y política. Los humanos viven bajo condiciones de mayor o menor libertad según las regiones, de acuerdo con cada país; pero todos conocemos testimonios que nos muestran, aun en las situaciones más horrendas de prisiones y campos, la presencia de gentes provistas de una libertad interior, de un mundo interior, de una grandeza extraordinaria. Me parece que la libertad no existe en la forma de una elección, sino como‘ un estado del alma’. Se puede, por ejemplo, ser libre social, política y religiosamente, y, sin embargo, languidecer bajo un precario sentimiento de incertidumbre, de encierro, de privación de la libertad, de ausencia de alternativas, de falta de porvenir.
En lo que concierne a la libertad de crear, ni siquiera se puede pensar en discutirla. Sin ella no existe ninguna clase de arte. La carencia de libertad interior descalifica automáticamente la obra de arte, puesto que le impide alcanzar su más bella expresión. Esa ausencia de libertad hace que la realización artística, pese a su presencia física, sea de hecho inexistente. En una obra, es solamente‘ la obra’ la que debe ser vista. Pero, infortunadamente, la tendencia que domina en el siglo XX es la del egoísmo del artista que, en lugar de procurar esa obra de arte, se aprovecha de su trabajo para colocarse a la delantera. La obra se convierte entonces en el vehículo de su ego y se
transforma(¿ cómo podría decirlo?) en el autoparlante de sus pequeñas y mezquinas pretensiones. El verdadero artista, por el contrario, y más aún el genio, son ambos esclavos del don que han recibido y deudores ante Dios, que se los ha confiado. Son comprometidos y, con humildad, también deudores ante los hombres por haber sido escogidos para alimentarlos y servirles con su obra. Para mí eso significa libertad”.
La cinematografía, la más poética de las artes
Tarkovski, considerado el director más sobresaliente del nuevo cine soviético, no necesitó una copiosa producción para sembrar una sensación íntima e intensa de espiritualidad que se vive y fluye a través de sus sueños, fantasías y alucinaciones, en un estilo que él llama‘ la lógica de la poesía’.“ Me parece que aquello conviene a las posibilidades del arte cinematográfico-la más auténtica y la más poética de las artes-. En todo caso, está más cerca de mí, que la dramaturgia tradicional que relaciona las escenas según el desarrollo lógico y lineal de la acción. Tal seguimiento‘ perfecto’ de acontecimientos es en general el resultado de especulaciones y, a veces, de concepciones didácticas. También se pueden extraer las partes de una película gracias a otro método que consiste en mostrar la lógica del pensamiento humano. En este caso, aquella dicta el desarrollo de los conocimientos y su cronología. Las imágenes reunidas según la lógica poética tienen un mayor impacto emocional y dejan activo al espectador,