Agenda Cultural UdeA - Año 1999 AGOSTO | Page 18

ISBN 0124-0854
N º 48 Agosto de 1999
Tarkovski se graduó en Moscú en la Escuela de Cine del Estado Soviético y tuvo su debut internacional 1962, cuando ganó el máximo premio del Festival de Venecia con su película Ivanobo detstvo( La infancia de Iván). La película ganó quince premios internacionales en festivales de cine, incluyendo el gran premio en el Festival de San Francisco. Sobre este tipo de conocimientos internacionales, el director asegura:“ No me interesa el éxito de una película en un determinado sentido: una vez la película está concluida, no puedo cambiar nada. Pero al mismo tiempo, no creo en los directores que dicen no interesarles la opinión del público. Me atrevo a afirmar que todo artista, en el fondo del corazón, piensa en un encuentro con el espectador y tiene la esperanza y la fe de que su obra toque el nervio de la época, y por tanto, se vuelva extraordinariamente importante para el público, tocando cuerdas recónditas de su alma. No es ninguna contradicción que por una parte no haga nada especial para gustarle a mi espectador y que, por otra, espere con alma temblorosa que la acepte y la ame. Porque aquí está, para mí, una confirmación de la esencia de la relación artista-público, la cual es profundamente dramática”.
Toda su producción se resume en unos pocos largometrajes, y su obra El espejo,
La carencia de libertad interior descalifica automáticamente la obra de arte, puesto que le impide alcanzar su más bella expresión. Esa ausencia de libertad hace que la realización artística, pese a su presencia física, sea de hecho inexistente.
realizada entre 1975 y 1978, fue prohibida en la Unión Soviética y bastó con reprocharle al director ser“ un alejado de la realidad que se aísla conscientemente de los intereses más esenciales del pueblo”. Tarkovski respondería lo siguiente:“ Tengo que confesar que nunca entendí qué querían decir esas acusaciones. Es una suposición idealista pensar que un artista, o cualquier otro hombre, pueda simplemente‘ apearse’ de su sociedad, de su tiempo y liberarse de la época o del espacio en que le tocó nacer. A mí me parece que todo hombre, y por tanto, todo artista( por muy variadas y diferentes que sean las posiciones, ideales y estéticas de los artistas en una misma época), es involuntariamente un producto legítimo de la realidad circundante. Puede decirse también que un artista refleja esta realidad de un modo no convencional. Pero, por qué hablar de‘ alejamiento de la realidad’. No hay duda de que todo hombre expresa su tiempo y lleva en sí sus legitimidades. Tanto si las reconoce, como si cierra los ojos ante ellas”.
La libertad de creación es un estado del alma
Durante sus dos años de permanencia en París, Tarkovski habló de lo que atañe a la libertad de creación:“ La libertad, en el sentido más elevado de la