Agenda Cultural UdeA - Año 1998 MARZO | Page 6

ISBN 0124-0854
N º 32 Marzo de 1998
Por: Oscar Mario Estrada *

CINE Y LENGUAJE De cómo se inició y cómo llegó el cine a nuestro país.

El siglo presente en sus inicios, fue la puerta de ingreso a nuestro país de toda suerte de novedades. Por las calles aún polvorientas y adoquinadas, los parroquianos de la época vieron deslizarse los primeros coches, el gramófono se hacía presente en las casas y en las reuniones callejeras y la placa fotográfica se consolidaba como la forma artesanal de conjurar el olvido. En este-ambiente de mil y tantos días llegaron de mares lejanos en una embarcación, los hermanos Di Dominico, emigrantes italianos que en su equipaje y en sus sueños traían la clave del movimiento de las imágenes: el cine.

Estos viajantes se instalaron en la aún colonial Santafé de Bogotá, donde durante dos décadas ofrecieron los encantos de este nuevo invento de feria. Años antes, en 1895, un 28 de diciembre, en el gabinete de los hermanos Lumiere, como una digna forma de celebrar el día de los inocentes, se hizo la primera exhibición pública de imágenes en movimiento que ofrecía el cinematógrafo. Allí se contemplaba la salida de los obreros de la fábrica y la llegada del tren a la estación provincial. Los espectadores tardaron varios días para salir del asombro de ver un tren que amenazaba con salirse de la pantalla y que continuaba deslizándose por ella sin riesgos, mientras los viajeros saludan desde la ventanilla.
Este encantamiento del cine, que en sus días iniciales se convirtió en un espectáculo de feria, en una novedad con atributos en la que el tiempo se detenía y la sonrisa y el movimiento se descongelaban como por arte de magia, progresivamente se fue convirtiendo en un imprescindible ritual de culto popular.
Con el devenir de, los días se empezaron a producir películas, que en sus momentos iniciales daban cuenta de situaciones dramáticas o cómicas. Las ciudades del mundo entero empezaron a construir teatros, diseñados verdaderamente para el culto al“ Olimpo” de la pantalla.
En sus comienzos el silencio acompañó al cine y para conjurar la ausencia musical de las películas, se volvió habitual ver arribar al escenario al