ISBN 0124-0854
N º 35 Junio de 1998
Ay Educación y Cultura: la verdad sospechosa
Por: Rafael Rubiano Muñoz *
Hace precisamente un centenario, que recuerda el fin de siglo XIX en Hispanoamérica, observaba Manuel González Prada que la mediocridad en el ámbito literario y educativo del Perú se había convertido en la respiración normal de la cultura de esta sociedad suramericana. Tras las huellas de esa misma impresión, muchos años atrás, podríamos también rememorar como G. W. F. Hegel notaba que la mediocridad se convertía no sólo en una actividad que por fuerza era un hábito necesario y común y, que por lo demás, adquiría un lugar de prestigio en los medios académicos alemanes.
Se le otorgaba un puesto de honor. Honor debido precisamente porque ese sentido de la mediocridad“ como una forma del pensar”( que se instala de forma inmiserecorde) no podía contrarrestarse con el uso de la auténtica inteligencia, esto es, aquella segura de lo adquirido por el conocimiento y el saber.
Y para seguir con las populares fórmulas de la educación universitaria en nuestro medio, esto es, que se satisfacen con los recetarios de cocina( 1 º, 2 °, 3 ° ingrediente) no debemos olvidar que el constructor de la utopía de la juventud en América, y de paso
G. W. F. Hegel
de la inteligencia americana, el uruguayo José E. Rodó, había pronunciado hacia su fin de siglo que“ la inteligencia tiene por límite sólo el deseo entre los mismos hombres de la ignorancia voluntaria”.
Lástima satisfacer a los adoradores de las supersticiones de segunda mano, pues, hemos escogido al azar a estos tres intelectuales( Prada, Hegel y Rodó),-no sin antes, confesar que lo hacemos sin el orden que tienen hoy las estrellas, y advertir que no hemos utilizado el tarot- para plantear el hoy careado problema de la relación entre educación y cultura en el ámbito académico-universitario. Si logramos omitir el tiempo en que fueron pensadas estas interpretaciones sobre la mediocridad y lo hacemos por voluntad propia, no nos ha de extrañar