ISBN 0124-0854
N º 29 Noviembre de 1997
Cómo surgen las esculturas
La técnica de la cera perdida conjuga lo racional y lo emocional en el la elaboración de obras de arte.
Con sus ojos fríos hundidos en el horizonte, en posturas que se elevan al cielo o se recogen en la tierra, con su piel de metal a la intemperie o bajo el techo de algún museo, las esculturas, fruto de la ilusión del hombre por sobreponerse al paso del tiempo, permanecen imperturbables.
Su nacimiento, por lo menos el de las de bronce o de alguna otra aleación de metales, es el resultado de una estrecha relación entre artistas, fundidores y artesanos. Son el fruto de soñadores que las pensaron, las concibieron en su imaginación y que al unirse a otros seres más " prácticos " lograron, en medio del fuego, dar a luz una obra que perdurará aún después de que ellos hayan muerto.
La técnica para su elaboración conocida como cera perdida no es nueva, aunque con el paso de los siglos ha sido modificada, explica Héctor Daniel Mejía A., ingeniero de minas y metalurgia, cofundador del Grupo de Cera Perdida de la Universidad y coordinador del Taller de Fundición de la Universidad de Antioquia. Según el ingeniero, quien participó en la elaboración de dos de los más representativos monumentos de la Universidad, el Sembrador de Estrellas y la cabeza de Luis Fernando Vélez
Vélez, la técnica se ha empleado en diferentes culturas y épocas.
El David de Donatelllo( hacia 1450), El Perseo, de Benvenuto Cellini( hacia 1550) y la Estatua Ecuestre del Gran Electo, de Andreas Schlutter( hacia 1700), fueron vaciadas con esta técnica. Estas obras, algunas de las cuales pesaban hasta 450 kilogramos, eran vaciadas enteras, aunque más tarde empezaron a ser hechas por partes que luego eran unidas mediante soldadura de bronce, como se realiza actualmente. La técnica también se usó en Asia menor, Grecia y en América. Incluso, según dice el ingeniero, la conocida balsa muisca fue vaciada mediante la cera perdida.
El proceso
Inicialmente el artista moldea la obra en yeso. Una vez terminada se fabrica sobre ella una matriz, que en el caso de figuras grandes, puede ser de fibra de vidrio. Esta se aplica a brochazos en forma de cascos hasta formar capas de cerca de siete milímetros, las cuales se unen por medio de pernos, que servirán para armar la matriz cuando se haya secado y retirado de la figura de yeso.
La matriz que contiene en su interior la forma de la figura, se arma y se llena con cera caliente,