Agenda Cultural UdeA Agosto 2004 | Página 7

ISBN 0124-0854
N º 102 Agosto 2004 proverbial paciencia y entender que el tiempo se medía también con el andar de los animales del zodiaco chino, y que un ritmo inevitable controlaba todo: la caída de una dinastía, el vuelo de la mariposa y la aparición de la flor del durazno después del invierno: todo sucedía y cambiaba a su debido tiempo, no había razón para apurarse, no había forma plausible de oponerse. Bien lo había dicho Lao-Tsé: " Lo que es contrario al Tao no durará largo tiempo ".. Después de un año, balbuceando el mandarín, con el cuerpo inundado de té, adaptado a los movimientos del Tai-Chi y con el espíritu rejuvenecido, hice mi primer viaje al sur cruzando el río Amarillo, navegué las tres gargantas del Yang-Tsé, y conocí ciudades inmensas agarradas sobre tan contorsionada geografía, y con tantos millones de habitantes, que pensé que si llegaba a perderme en sus laberintos tenía que quedarme a vivir allí. Estuve en la frontera con Vietnam, una geografía muy parecida a la nuestra por el clima y la flora, visité la tierra de los Tai, y gocé de la eterna primavera de Kunming. A mediados del año del buey, me trasladé a la Academia Central de Bellas Artes donde estaban los mejores calígrafos, los especialistas en paisaje, pájaros y flores, pintores de personajes, talladores de sellos, los diestros xilógrafos, los grandes escultores, y los jóvenes chinos y extranjeros más talentosos en las artes y oficios. La academia era una gran fábrica recuperada a los invasores japoneses donde estaban los talleres y las residencias de
los profesores con sus familias y los estudiantes. Allí, bajo la dirección de Tang Laoshi, viejo maestro experto en los secretos de la xilografía y del frotado, vino el aprendizaje de los tres cánones necesarios para " sembrar bambú en el corazón ". Lo primero, dijo el maestro Tang, era " entrenar el ojo del cuerpo y del espíritu ": descubrir los secretos del paisaje, la arquitectura, el lenguaje corporal de los hombres, la forma de las plantas, los animales, dioses y demonios, el universo de los objetos y las cosas, la estructura que ordena la palabra y los extraños caracteres, la compleja manera de nombrarlos y las estrictas reglas para dibujarlos basadas en antiguos cánones de la estética taoísta. Ver cómo la acción del Yin-Yang origina y da expresión a los " diez mil seres " que ocupan el vacío, un vacío primordial que todo lo llena. Como el poder de la energía del dragón, el Yang baja del cielo, toca la montaña, la humedece, desciende en forma de ca & cada, se detiene en el lago, corre hacia el río, va al mar y vuelve al cielo en forma sutil. Tal como el cielo fertiliza la naturaleza, así el artista da vida a su pintura de " montaña yagua " usando la " vena de dragón ". Saber que, según las artes geománticas del Feng Shui, cada cosa tiene su lugar en la naturaleza y la forma y energía que le corresponde, que " la belleza penetra gradualmente ", y que " no dañarse el ojo " es una clave fundamental del Tao de la vida sana y de la estética. La idea era construir una nueva percepción para aprender a ver la naturaleza y elaborar una nueva mirada. Fue