Agenda Cultural UdeA Agosto 2004 | 页面 19

ISBN 0124-0854
N º 102 Agosto 2004 significa la erosión del sistema socialista? ¿ No es acaso esta experiencia un tránsito inconfesado al capitalismo? Los chinos no se cansan de afirmar que el socialismo y el mercado no son antagónicos irresolublemente y que tampoco se deben absolutizar estos conceptos, que una sociedad socialista puede utilizar el mercado como el capitalismo utiliza la planificación, y que las transformaciones económicas que requiere China para superar el atraso necesitan despojarlas de los prejuicios ideológicos del pasado y buscar el camino propio, pues, como decía el pragmático Deng, " no importa el color del gato, el todo es que cace ratones ". China se encuentra en transición hacia un nuevo esquema de desarrollo que es prematuro evaluar categóricamente. No es posible afirmar hoy que la dicotomía socialismocapitalismo se esté resolviendo claramente a favor de alguno; las aguas se han mezclado, y de la experiencia china posiblemente emergerá un nuevo experimento social, económico y político que no servirá de receta a ningún país del mundo, ni siquiera oriental. China tiene planteado, desde sus propias coordenadas, descifrar cuestiones como la subsistencia o no de su sistema socialista, el rumbo de la aún incipiente reforma política, las características del desarrollo galopante y la incidencia en la identidad nacional.
Partido, Ejército y masas: ¿ una ecuación insoluble?
Por encima de los discursos ideológicos del partido comunista chino, el objetivo político de desarrollar el país ha sido bien pragmático: modernizarlo y solucionar los problemas de las grandes masas para adquirir el estatus de nación desarrollada. Todo parece indicar que lo lograrán en menos de dos décadas. Sin embargo, para alcanzar estos objetivos, los dirigentes tendrán que desactivar los múltiples factores de crisis, que obviamente conlleva este acelerado proceso de reforma y apertura. La obsesión fundamental de la cúpula dirigente china ha sido mantener la estabilidad política que les asegure la aplicación del proceso reformista. El " Muro de la Democracia " y la masacre de Tiananmen en 1989 mostraron las fisuras internas de la burocracia partidista, que siguen estando lejos de ser restañadas. El gran capital del PCCh( 2) son 250 millones de chinos arrancados a la pobreza, y que constituyen la base de su legítimidad política, pero no necesariamente el seguro inexorable para que los factores de crisis no se manifiesten. El otro pilar de la legítimidad del sistema político es la grandeza de su país en el mundo, que en buena parte ha sido recuperada desde la revolución del 49 conducida por Mao Zedong. Las relaciones entre el PCCh, el Gobierno y el Ejército son el punto nodal del grave equilibrio político a que está sometida la sociedad entera, y la emergencia de nuevos protagonismos sociales no da compensación a este delicado ajedrez. La corrupción que afecta a miembros del Partido y del Gobierno es, de lejos, una de las