ISBN 0124-0854
N º 102 Agosto 2004 de la tierra es vada. Los campesinos explotan la tierra condiciones de usufructo, antes cedida el Estado por quince años, y ahora, dadas las mayores inversiones requeridas, han aumentado hasta treinta años. Si bien régimen dista mucho de las comunas piciadas por Mao, también está alejado no la característica central de la propiedad privada: la total y absoluta disposición sobre la tierra, que incluye el derecho a venderla, cosa que no es posible en China y que es un límite real a la ley de la concentración de la propiedad y del monopolio. Existe entonces un régimen de control administrativo que socializa la propiedad y privatiza la explotación para un mayor beneficio social y colectivo. La propiedad colectiva existe en el campo y en la ciudad. Las empresas de cantón y de poblado, propiedad de los campesinos, de las administraciones territoriales, o de las organizaciones sociales, constituyen el soporte fundamental sobre el que descansa buena parte de la dinámica economía china. Las empresas de propiedad social estrechamente vinculadas al aparato burocrático, que funcionan como un régimen mixto, entre lo privado y lo estatal, comportan problemas. Muchas unidades de producción estatales constituyen pequeñas sociedades cerradas, recalcitrantemente aferradas al pasado, anquilosadas y con numerosas cargas sociales. La reforma de las empresas estatales exige la articulación de modernos sistemas de servicios sociales a escala estatal, que ya se están experimentando en algunas localidades
y se expandirán luego a nivel nacional. Así, impulsando a tiempo las reformas fiscales y financieras indispensables, buscan equilibrar las cargas de estas empresas que tendrán que competir con las que están sujetas a otras formas de propiedad. La privatización es una posibilidad abierta pero no necesariamente la única vía en la búsqueda de alternativas. Seguramente habrá fusiones, quiebras, liquidaciones, pero no se puede generalizar la privatización como la norma única que se ha aplicado. La experimentación ha sido un criterio rector en el ensamblaje de las políticas reformistas por parte de la dirigencia china, y, sin ser la osadía otra característica del accionar gubernamental, sí han experimentado con mecanismos delicados y contrarios a sus fundamentos ideológicos como el mercado, de clara estirpe capitalista. Pero la experimentación ha consistido en aplicar esos mecanismos en forma aislada, en pequeños sectores o lugares, para ir evaluando sus efectos, imponiendo correcciones, controlando sus repercusiones, para aplicarlos luego a nivel nacional. Ha sido tan grande el crecimiento del sector privado y tan " creatva " la experimentación que los comunistas han abierto las puertas del partido a los anteriormente odiados burgueses, hoy empresarios, con la advertencia de que no los dejen escalar posiciones dirigentes dentro de la estructura partidaria. Pero más allá de cualquier formalismo clasificador, tenemos que plantearnos la pregunta de fondo: ¿ La coexistencia de mercado y planificación no