IGLESIA EN SALIDA
raciales o étnicas que tienen dificultades
para integrarse en el grupo étnico domi-
nante, y 5) los que se salen de lo normal
(deviants), ya sean estos patológicos, super-
dotados o no conformistas. A menudo la
realidad marginal, precisamente porque
está situada en un borde, es una realidad
fronteriza: se encuentra a horcajadas en-
tre dos diferentes áreas, teniendo algo de
ambas, pero sin pertenecer por completo a
ninguna de ellas. En los estudios sociológi-
cos modernos, la palabra marginal se aplica
con frecuencia a gente pobre, de cultura
rural, que migra a las ciudades pero que
no se integra bien en la cultura urbana do-
minante, por lo que se halla perdida en el
borde entre dos mundos.
El misterio de la encarnación:
un acontecimiento periférico y marginal
Cuando uno busca comprender cómo vi-
ven en general y, particularmente, su fe
las personas que habitan en las periferias
de las grandes ciudades, inmediatamente
se topa con la gran sorpresa de que, ma-
yoritariamente, son personas profunda-
Cuando uno busca comprender
cómo viven su fe las personas que
habitan en las periferias de las
grandes ciudades, inmediatamente
se topa con la gran sorpresa de
que, mayoritariamente, son perso-
nas profundamente religiosas.
mente religiosas. ¿Pero cómo ocurre esto si
se trata de personas urgidas por satisfacer
sus necesidades básicas? En efecto, son
personas que están obligadas a ocuparse
de un sin fin de asuntos: conseguir algún
dinero para la subsistencia de la familia,
alcanzar algún lugar en filas intermina-
bles para conseguir algún recurso o servi-
cio, ir a trabajar y, al mismo tiempo, estar
buscando un mejor trabajo, mantener las
deudas lo menos gravosas posible, hacer
algún renuevo en el hogar para hacerlo
más habitable, convivir con la familia e im-
pulsarla a la superación, convivir y buscar
cómo hacerle para ayudar a los compadres,
amigos o vecinos, mantener una asistencia
constante a la parroquia y estar cuidando
por lo que le haga falta. No obstante, las
terribles carencias y adversidades, estas
personas atienden todos sus asuntos con
una habilidad práctica impresionante y de
la manera más digna posible, de manera
excepcional, casi sobrehumana.
Las grandes sociedades contemporáneas
han institucionalizado una violencia tan
sistemática y tan global contra los pobres
—una violencia de desatención e indiferen-
cia, de limitación de derechos, de privación
de bienes y servicios, de considerarlos
como clientelas políticas o material de re-
serva para ejercer alguna presión o protesta—
que no deja de parecer un milagro que es-
42
AD GENTES
NOVIEMBRE · DICIEMBRE 2017