Ad gentes revista nov_dic | Page 43

esconde un sinnúmero de situaciones de miseria, pobreza y precariedad. Una de es- tas situaciones es la periferia o, de modo más preciso, lo que el Papa Francisco ha denominado periferias existenciales —para evitar la ambigüedad, y en ocasiones el absurdo, a que da lugar el uso exclusiva- mente local o geográfico del término peri- feria—. Las periferias existenciales son las situaciones marginales y marginadas a que se ven orilladas las personas que, por diversas causas y factores, lejos de disfru- tar de los beneficios que trae el progreso de las ciudades modernas, sufren y pagan los costos de este progreso. Con frecuen- cia, se considera que estas situaciones pe- riféricas o de marginalidad son como ma- les necesarios o costos inevitables que hay que pagar para que el progreso siga su cur- so; son las flores marchitas o arrancadas que yacen inevitablemente al borde o al margen de la carretera recién construida. En un territorio o una ciudad, también lo usual, lo estable, lo que tiene acomodo propende a situarse en el centro; por otro lado, lo precario, lo insuficiente, lo extraño, lo pobre, tiende a hallarse en la periferia. Para entender un poco mejor lo propio de estas situaciones o realidades periféricas o marginales, ayudémonos de una imagen espacial muy sencilla: una hoja de papel. Ordinariamente escribimos lo importan- te, lo claro o lo seguro, en el centro o en la parte principal de la hoja; lo menos im- portante, lo insignificante, lo eventual, lo que puede ser clarificado posteriormente o un recordatorio, por lo contrario, apare- ce o es empujado hacia los bordes o fuera de las márgenes de esa hoja de papel. Esta imagen espacial se presta fácilmente a aplicaciones metafóricas: en un territorio o una ciudad, también lo usual, lo estable, lo que tiene acomodo propende a situarse en el centro; por otro lado, lo precario, lo insuficiente, lo extraño, lo pobre, tiende a hallarse en la periferia. Ahora bien, como sociólogos, antropólogos y economistas hacen un uso metafórico de la imagen espacial, esto ha dado lugar a una asombrosa variedad de significa- dos más específicos. Por presentar solo un ejemplo, Janice E. Perlman, en su estudio sobre pobreza urbana y política en Río de Janeiro, menciona cinco maneras diferen- tes de identificar los grupos marginales en la sociedad urbana. Marginales pue- den ser: 1) los que ocupan infraviviendas construidas ilegalmente en la periferia de la ciudad; 2) los parados, desempleados o los que solo tienen un trabajo precario; 3) los que, habiendo migrado de una cul- tura rural a una cultura urbana, se hallan atrapados en la transición; 4) las minorías AD GENTES NOVIEMBRE · DICIEMBRE 2017 41