esconde un sinnúmero de situaciones de
miseria, pobreza y precariedad. Una de es-
tas situaciones es la periferia o, de modo
más preciso, lo que el Papa Francisco ha
denominado periferias existenciales —para
evitar la ambigüedad, y en ocasiones el
absurdo, a que da lugar el uso exclusiva-
mente local o geográfico del término peri-
feria—. Las periferias existenciales son las
situaciones marginales y marginadas a
que se ven orilladas las personas que, por
diversas causas y factores, lejos de disfru-
tar de los beneficios que trae el progreso
de las ciudades modernas, sufren y pagan
los costos de este progreso. Con frecuen-
cia, se considera que estas situaciones pe-
riféricas o de marginalidad son como ma-
les necesarios o costos inevitables que hay
que pagar para que el progreso siga su cur-
so; son las flores marchitas o arrancadas
que yacen inevitablemente al borde o al
margen de la carretera recién construida.
En un territorio o una ciudad,
también lo usual, lo estable,
lo que tiene acomodo propende
a situarse en el centro; por otro
lado, lo precario, lo insuficiente,
lo extraño, lo pobre, tiende a
hallarse en la periferia.
Para entender un poco mejor lo propio de
estas situaciones o realidades periféricas
o marginales, ayudémonos de una imagen
espacial muy sencilla: una hoja de papel.
Ordinariamente escribimos lo importan-
te, lo claro o lo seguro, en el centro o en
la parte principal de la hoja; lo menos im-
portante, lo insignificante, lo eventual, lo
que puede ser clarificado posteriormente
o un recordatorio, por lo contrario, apare-
ce o es empujado hacia los bordes o fuera
de las márgenes de esa hoja de papel. Esta
imagen espacial se presta fácilmente a
aplicaciones metafóricas: en un territorio
o una ciudad, también lo usual, lo estable,
lo que tiene acomodo propende a situarse
en el centro; por otro lado, lo precario, lo
insuficiente, lo extraño, lo pobre, tiende a
hallarse en la periferia.
Ahora bien, como sociólogos, antropólogos
y economistas hacen un uso metafórico
de la imagen espacial, esto ha dado lugar
a una asombrosa variedad de significa-
dos más específicos. Por presentar solo un
ejemplo, Janice E. Perlman, en su estudio
sobre pobreza urbana y política en Río de
Janeiro, menciona cinco maneras diferen-
tes de identificar los grupos marginales
en la sociedad urbana. Marginales pue-
den ser: 1) los que ocupan infraviviendas
construidas ilegalmente en la periferia de
la ciudad; 2) los parados, desempleados
o los que solo tienen un trabajo precario;
3) los que, habiendo migrado de una cul-
tura rural a una cultura urbana, se hallan
atrapados en la transición; 4) las minorías
AD GENTES
NOVIEMBRE · DICIEMBRE 2017
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