El primero de agosto (1944) Komorowski lanzó un poderoso ataque con 40.000 hombres, contra la
guarnición alemana de Varsovia. Así sería comprimida entre dos fuegos: por el oriente estaban ya muy
cerca los soviéticos y por el poniente los polacos.
De ventanas, puertas, azoteas (incluso de alcantarillas) salían combatientes. Edificios y casas se
convirtieron en trincheras, como lo había sugerido Radio-Moscú. Luego el fuego cruzado fue produciendo
ruinas por todo Varsovia. El asalto se había preparado con tan estricto secreto que tomó de sorpresa a los
alemanes y padecieron grandes bajas.
(1) Historia de un Ejército Secreto. Gral. Bor Komorowski, comandante de la Resistencia.
Algunos comandos polacos se disfrazaron de alemanes de las S.S., y crearon mayor confusión. Otros
usaron brazaletes que los identificaban como combatientes polacos, ya no secretos.
El general Bor (Komorowski) calculaba que podía triunfar en pocos días. En los primeros combates varias
unidades alemanas perdieron la mitad de sus efectivos. El general Von dem Bach tuvo que echar mano
del personal de tierra de la Luftwaffe y de trabajadores de intendencia.
El jefe polaco dice que el millón de habitantes de Varsovia estaban jubilosos porque los aliados avanzaban
en Italia y en Francia, porque los bombardeos destruían industrias y ciudades alemanas y porque los
soviéticos se hallaban al otro lado de un río, a 16 kilómetros de Varsovia.
Se esperaba que atacaran de un momento a otro para destrozar a los alemanes entre dos fuegos.
Entretanto, los polacos presionaban con todas sus fuerzas. Hicieron enlace con los judíos del Ghetto y
ejecutaron a los guardias alemanes. Pero... los soviéticos no atacaban. La situación de los polacos fue
haciéndose más comprometida conforme los alemanes pasaban al contraataque.
A los 17 días de combatir, el comandante alemán, general Von dem Bach, le pidió su rendición al general
Komorowski (Bor), pero éste no contestó. El premier polaco Mikolajczyk (en Londres) alentó a sus
compatriotas de Varsovia para que prosiguieran la lucha.
El odio suele ser más fuerte que la razón.
En el trigesimoquinto día de lucha, los alemanes ofrecieron una tregua para retirar cadáveres y para que
los civiles polacos pudieran salir de la zona de fuego, donde vivían en condiciones espantosas. El general
alemán Rohr propuso un armisticio, pero le fue rechazado. En el cuadragésimo día de combate Rohr
insistió en la oferta de armisticio honroso, y el general Bor no contestó, en espera de que los soviéticos
atacaran..
A los 54 días de combate el comandante alemán, general Von dem Bach, le mandó decir al comandante
Bor que su lucha estaba perdida y que capitulara. Bor no resolvió nada.
Por fin, a los 62 días de lucha, el general Bor aceptó capitular ante el general Von dem Bach, "quien elogió
el valor de los polacos -dice Bor- y mencionó las serias dificultades en que pusieron a los alemanes... Von
dem Bach ofrecía tratar a los combatientes polacos como prisioneros de guerra, sin juzgarlos como
activistas políticos."
El jefe alemán invitó al general Bor a una comida, pero éste no aceptó. Sólo accedió a una entrevista, la
que relata así: "Expresó -el general alemán- su condolencia por nuestra suerte. El pueblo polonés no
podía hacerse más ilusiones -dijo- acerca de la Rusia soviética. Alemania y Polonia se estaban
enfrentando ahora a un peligro común. Ambas naciones debían olvidar sus querellas... Agregó que
Alemania ganaría la guerra con las nuevas armas (como la V-2, los aviones de propulsión a chorro, los
submarinos eléctricos y los misiles)."
El general polaco contestó que no variaba su actitud y que seguía considerándose en guerra con
Alemania.
Dice el general Komorowski ( Bor) que los alemanes tuvieron 26.000 bajas y los polacos 22.000.
En un campamento, ya en Alemania, el general Bor comentó en sus memorias: "Me trataban, he de
admitirlo, como a un general... Ahí fue donde yo y los míos recibimos el golpe más duro de toda la guerra.
No de nuestros enemigos, sino de aquéllos a quienes considerábamos nuestros mejores amigos. Este
golpe fue la conclusión del Tratado de Yalta... Polonia era entregada a la URSS como un miembro servil
del Kremlin. Lo menos comprensible era que los Aliados hubieran dividido y condenado a la esclavitud a
su más fiel y viejo aliado. Pisotearon todos los principios."
DESVIARON EL RAYO QUE IBA A FULMINAR A LA URSS
Mediante los arrullos de la Acción Gradual, Polonia fue lanzada a combatir al enemigo que no era, en
favor del amigo que tampoco era tal amigo. Pilotos, infantes, descifradores de claves, espías y
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