A SANGRE FRIA | Page 16

Nancy echaba mucho de menos a su compañera, la única persona con quien no necesitaba parecer ni valiente ni reservada. -Pero, bueno, estamos todos tan contentos por mamá..., ya sabes la estupenda noticia. - Entonces dijo Nancy-: Oye -y se quedó dudando como buscando fuerzas para decir una enormidad-. ¿Por qué sigo notando olor a tabaco? Te lo aseguro, me parece que estoy volviéndome loca. Entro en un coche, entro en una habitación y es como si alguien acabara de fumarse un cigarrillo. Mamá no es, Kenyon no puede ser. Kenyon jamás se atrevería... Tampoco era probable que fuera ninguna de las visitas que iban a casa de Clutter donde, con toda intención, no había ni un solo cenicero. Poco a poco, Susan comprendió la alusión: era absurda y ridícula. Cualesquiera fueran sus preocupaciones personales, no podía creer que el señor Clutter buscara secreto alivio en el tabaco. No tuvo tiempo para preguntar si era eso lo que Nancy quería decir porque ésta interrumpió la conversación: -Perdona, Susie, tengo que dejarte. Acaba de llegar la señora Katz. Dick iba al volante de un Chevrolet sedán 1949. Al subir, lo primero que hizo Perry fue comprobar si su guitarra estaba sana y salva en el asiento de atrás; la noche anterior, después de haber tocado en una fiesta que dieron unos amigos de Dick, se la había olvidado en el coche. Era una vieja guitarra Gibson, lijada y encerada hasta conseguir un reluciente tono miel. A su lado, yacía otra clase de instrumento: una escopeta de repetición calibre doce, nueva, flamante, de cañón azulado y con una escena de caza -una bandada de faisanes volando- grabada en la culata. Una linterna eléctrica, una cuchilla para escamar pescado, un par de guantes de piel y una chaqueta de cazador provista de cartuchos, contribuían a dar ambiente a aquella naturaleza muerta. -¿Te pones esto? -preguntó Perry, refiriéndose a la chaqueta. Dick golpeó el parabrisas con los nudillos. -Pam, pam. Perdone, señor. Estábamos cazando por aquí y nos hemos perdido. Si nos permite telefonear... -Sí, señor. Yo comprendo 1 . -Coser y cantar -dijo Dick-. Estate tranquilo, rico, que quedarán peg