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Cuando esto sucede, el simple hecho de levantar el gas, llevará a que el eje trasero quiera adelantarte y es ahí cuando debes volver a pisar con decisión y permitir que el autoblocante y la inercia, acompañen a un contravolante que hará recuperar trayectoria. Y todo con una viveza y rapidez encomiable. No es un coche de largas cruzadas dejando tras de si una gran nube de neumático achicharrado, pero si de pequeños deslizamientos de la zaga que le hacen recuperar ancho de pista y salir traccionando como si la vida le fuera en ello.

Algo que destaca en este coche por encima de cualquier otra cosa, es su capacidad de parar: un equipo de frenos que mezcla discos y pinzas delanteros del 964 Turbo y discos y pinzas traseros de los coches de la Porsche Cup, es cosa seria… eso unido a un peso tan contenido, otorga unas distancias de frenado inexistentes. Esos primeros meses de excursiones por la montaña, el coche equipaba neumáticos de calle y pastillas y líquido de serie… y ya tuve que acostumbrarme a marcarme en la cabeza nuevos puntos de frenada al abordar las curvas de mis tramos… puntos que se desplazaron varios metros más tarde de lo que estaba acostumbrado.

EL CIRCUITO

Un día, llegó la hora de entrar en el hábitat para el cual fue creado el RS: el circuito. Y para esa ocasión, se montaron gomas semislicks y pastillas y líquido de mayores prestaciones. Y todo lo aprendido hasta la fecha con el pequeño 911 colorado, tuve que reaprenderlo.

No es solo que la adherencia y su capacidad de agarrarse al asfalto fuera implementada de forma considerable, es que siempre tomaba las curvas con la sensación de haber frenado pronto. Todos sabemos que en circuito, la conducción se transforma en más agresiva por cuanto el espacio está más controlado y no suele haber sorpresas. Es lo que te permite empezar a entender que hay que llegar a una curva como alma que lleva el diablo, subirte encima del pedal de freno como si no hubiera mañana y luego, ir soltando presión a medida que la velocidad se adecúa a la razón. Con cualquier coche, puedes descubrir una nueva forma de conducir, pero con el 964 RS empiezas a entender dónde está parte de su grandeza y como debe ser conducir un coche de carreras de verdad.