Su diferencia frente a rivales más potentes, no está en que pueda mantener el tipo en aceleración a la salida de una curva, que puede… no está en estirar el motor hasta arriba antes del siguiente cambio de marcha, que estira… no está en hacer los cambios de marcha tan rápido como puedas para no perder aceleración, que su caja G50 de relación cerrada lo permite… no está en agarrarse al asfalto como si una ventosa lo sujetara, que se agarra y mucho…
La gran ventaja de este coche está en saber observar y esperar: observar donde está el hueco para colar los 4275 mm de largo, 1280 de alto y 1652 de ancho del RS; esperar a que el coche con el que estás peleando, empiece a frenar ante un viraje, dejarle atrás y frenar bastante más tarde que él; entrar en la curva apoyando convenientemente a través de su férrea suspensión, esos poco más de 1200 kilos de esencia Porsche y empezar a dar gas mucho antes de lo que harían coches más potentes; porque esos 325 Nm de par que ofrece el 6 cilindros, no consiguen descontrolar los anchos neumáticos traseros (salvo que la inercia se imponga).
POCO A POCO IRÁS ESCAPANDO
Y sin que te des cuenta, habrás salido de la curva a una velocidad más que interesante, apoyado en su diferencial autoblocante (al que se puede oír trabajar), deslizando suavemente de las cuatro ruedas y agotando el ancho de pista antes del siguiente viraje. Por supuesto, no esperes que la velocidad se incremente salvajemente entre cambio y cambio de marcha (que se incrementa, pero sin estridencias). Cuando mires por el retrovisor, verás que tu rival está aún saliendo de la curva, preguntándose qué ha pasado y pensando en que no puede ser que un Porsche de esa edad, ayudado por un pequeño alerón retráctil, haya hecho lo que acaba de hacer… si hay una recta larga, te volverá a alcanzar, pero tu solo tienes que seguir observando… y esperando… y poco a poco irás escapando…
Y todo lo anterior lo vivirás en un ambiente en el que nada superfluo te distraerá: sentirás bajo su pequeño y ancho volante con las siglas RS grabadas, lo que está pasando bajo el tren delantero. Sus ceñidos baquets te permitirán sentir cuando la trasera está al límite y empieza a querer desbandarse… oirás como el motor sube de vueltas mientras el aceite pasa a los radiadores delanteros y la gasolina pasa al motor, cruzando los caminos.