65LA CIUDAD DE LAS CASAS DE MADERA_1 | Page 79

el de Lima se lo vendía en treinta .
La ciudad era un puerto de rico comercio . Por supuesto el saludo de los caballeros a las damas era descubriéndose totalmente el sombrero y no tocándolo simplemente , como cuando saludaban a otro hombre .
Sin embargo , a la guapa alfajorera simplemente la miraban sin saludarla .
El aire llevaba en los portales las fragancias de los pechos dormidos de las damas que pasaban con ademanes galantes .
En medio de tanta elegancia , la joven vendedora descalza salía de su casa situada en el barrio del puente de las Ochocientas Varas , cerca del barrio del Guanábano , con sus “ casas sobre pilotes de madera , hincados sobre aguas estancadas en verano y corrientes en invierno , a la sombra de árboles frondosos y tupidos …” según relató el Ing . Francisco de Requena en su informe al Cabildo de 1772 .
Le gustaba mucho llegar hasta la calle de los Pescadores – hoy llamada Numa Pompilio Llona- y bañarse en el estero de Villamar , con sus balcones llenos de macetas floridas para luego volver entre los tendales olorosos de cacao secándose en la calle del Junco , y atravesar luego la calle de Campos , hasta llegar al estero de Morillo , sobre el cual se rellenó la actual calle Roca .
En los portales de madera de Ciudad Nueva , se escuchaban los tacones de las mujeres que debían caminar sin prisa , porque eso era lo propio de una señorita decente .
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