Un nuevo Gobernador llegaba a la ciudad .
A veces llevaba trenzas tan largas que caían sobre el pequeño charol de dulces y dátiles que vendía en medio del mercado de la calle de la Orilla .
Solo había un muelle y nada más . Otras veces se soltaba el pelo y corría con los brazos abiertos por los campos .
Una goleta entraba en el río , escoltada por caravanas de delfines que saltaban a babor y a estribor de la pequeña nave que venía desde Cartagena de Indias .
Los altos soles habían tostado su cara con el color de los trigales listos a germinar .
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