65LA CIUDAD DE LAS CASAS DE MADERA_1 | Page 74

la misión geodésica tanto por las recomendaciones diplomáticas que traían , como por lo galantes de sus maneras . En los balcones bellas guayaquileñas , vestidas elegantemente sentadas en su hamaca , apoyadas en los pasamanos disfrutan de la brisa que llega del río .
Los científicos buscaban definir la longitud del arco de meridiano y para ello debía avanzar hasta Quito . Fueron muy pocos los días que pernoctaron en Guayaquil , pero los suficiente para alborotar algunos corazones .
A pesar de las frecuentes incursiones piratas , la ciudad mantenía su ritmo de trabajo . Todo parecía en calma . Al igual que la aspiración .
Por lo menos esa era la aspiración de la física clásica : descubrir lo inmutable , más allá de las apariencias de cambio … Muy lejos estábamos de los enunciados de Einstein y sus amigos de la paradoja del tiempo y la curvatura del espacio …
Ellos continuaron rumbo a Quito en una de las epopeyas científicas más valerosas del siglo XVIII . Después de grandes esfuerzos y trabajos lograron medir el meridiano terrestre , para lo cual construyeron como referencia dos pequeñas pirámides en Oyambaro , que fueron restauradas años más tarde , en plena República en la magistratura de Vicente Rocafuerte , como un homenaje al esfuerzo y a la cooperación por al avance científico de la humanidad .
La comunidad que se fragmenta es la única que puede a su vez resolver la integración .
68