65LA CIUDAD DE LAS CASAS DE MADERA_1 | Page 30

das calles , como un criadero de mosquitos , que además eran el hábitat de las ranas multicolores con su canto incesante por las noches .
También es cierto que una nube de chapuletes inundaba la ciudad como una bendición porque ellos se comían a los mosquitos , en una cadena alimentaria de la naturaleza .
Desde las cumbreras de los techos los gallinazos oteaban los desperdicios de carne para caer cerca de las casas y los ratones pululaban como algo muy normal en las antiguas casas de madera .
La ciudad era pequeña . Apenas ocupaba los dos cerros . El cerrito verdeo actual Santa Ana , que los naturales llamaban el cerro de Lominchao y el cerro de San Cristóbal , actual cerro del Carmen .
Las casas se “ arrecostaban ” contra sus laderas y la ciudad descendía hasta la calle de los Pescadores , actual Numa Pompilio Llona y se extendía por el sur hasta el barrio de la marina que bordeaba con el estero de Juan Pérez de Villamar , actual calle Loja .
Y como nada les funcionaba contra la peste , alzaron sus ojos al cielo .
Y entonces “… En la ciudad de Santiago de Guayaquil , en diez y ocho días del mes de mayo de mil y setecientos y setenta años , se juntaron en el cabildo , como lo mencionaban de costumbre , los señores justicia y regimiento …”
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