La calle de la Orilla , a la altura de la iglesia de Santo Domingo , hacia 1600 .
La peste de 1670 .
Nadie sabía a qué se debía tantas muertes . Simplemente eran fiebres muy altas y grandes dolores y la gente moría . De nada servía llamar al curandero . Por más que la gente tomaba el agua traída desde Petrillo o la leche directa de las ubres de la vaca .
Tampoco servía que le pongan vientres de rana en la cabeza , igual la gente moría .
Era el mes de mayo de 1670 .
Todavía el invierno se había cebado con Guayaquil , y con sus últimas lluvias , formaba charcos en las improvisa-
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