Dichtung, a lo más que llega en su canto Ango
Laïna (Der Sturm, julio de 1921) es a estas boberías (ver el poema más adelante) [Reyes reproduce un pequeño trozo]. Me asegura Borges que
entre estos intentos de poesía absoluta hay algo
de maldición bíblica o de “amenaza antigua”.
Esta hermosa expresión de Borges es la mejor
utilidad que ha dado aquella estética de fumistas, agobiada por la étnica pesadez. Blümner
aconseja a sus posibles discípulos que no se dejen llevar por las aparentes facilidades del género; y que tengan por bien sabido que la poesía
absoluta tiene sus leyes fijas y eternas, que cada
uno ha de descubrir por su cuenta. Y cada poema no es nada: lo importante es la recitación. Si
esto es poesía absoluta yo quisiera ser
Blümner”.
Si observamos Ango Laïna vemos una similitud
muy cercana a aquellas ante-jitánforas de Góngora:
Zulame y zalà,/Ha, ha, ha./Bailà, Mahamu, bailà /Falala lailà.
Y lo que diferencia a Blümner de otros poetas
alemanes anteriores como Paul Scheerbar con
Kikakoku o Christian Morgenstern con su Das
große Lalula, es que en estos encontramos una
sucesión de sonidos con cierta afinidad al idioma
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