Se sirvió una taza de café y con delicada parsimonia se llevó el humeante líquido a los labios , cerró los ojos un instante y , más que sujetar , acarició la pieza de Compañía de Indias que contenía la estimulante bebida .
Sentado en el sillón Chester , con la mirada perdida y un destello de regocijo en los ojos , su expresión de felicidad indicaba el buen resultado de la gestión emprendida .
Sobre la mesa el News era testigo silencioso de la escena . No tenía prisa en leer el periódico , sabía que su equipo había hecho un buen trabajo siguiendo la tónica del momento así como la acertada dirección de Mónica , su colaboradora más eficiente y directa .
Pasaba las hojas del tabloide sin prestar demasiada atención , deseaba prolongar el tiempo , saborear el instante y dominar , asimismo , su inquietud interior .
Hacía más de cincuenta años que no se daba una circunstancia similar ; sin duda era un hecho de trascendencia mundial : ¡ Un Leonardo da Vinci a la venta en la Galería William de Londres !
Era un juego excitante y calculado que ponía a prueba su temperamento . La emoción controlada era una práctica bien conocida por él , un raro placer propio de los Art Dealers y de los jugadores de póker . Aunque no se sentía atraído por el juego , así entendía y percibía la dinámica de su profesión .
Sus colaboradores le habían puesto al tanto de la noticia y el éxito se le antojó tan grande que , a buen seguro , merecía ser paladeado con un malta digno de lujuria y delectación .
En la sección de cultura una página completa daba la noticia . Radiante , impactante ; el acontecimiento del año en el mundo del arte .
« Recuperada una obra original del genial artista Leonardo da Vinci .» La obra sería ofrecida en pública subasta y permanecería expuesta en su galería hasta el momento preciso .
Un escalofrío recorrió su espalda . Sentía el placer del éxito y también el peso de la responsabilidad contraída . Tamaño aconteci-
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