miento podía reafirmar su liderazgo en el mercado o constituir su tumba dorada . Las ideas y emociones golpeabn su mente al compás del dos por cuatro .
El alba rayaba y , tras un relativo descanso y un ligero desayuno , tomó el camino de su despacho . Percibió que la noticia se esparcía por todas partes desatando toda clase de conjeturas .
Al entrar en la oficina se insinuó un conato de aplauso , que paró en seco . El trabajo había sido obra de todo el equipo ; él sólo capitaneaba un buen grupo de profesionales .
— Buenos días a todos . — Saludó a sus colaboradores —. Buen trabajo , chicos . Eso , en francés , es battre très bien le tambour , y lo demás son tonterías . Habéis preparado el terreno a conciencia . ¡ Dentro de 30 minutos reunión en mi despacho ! Mónica , por favor , acompáñame .
— William — dijo la señorita Mónica —, tienes numerosas llamadas … Una fundación de Boston quiere hablar contigo sobre la obra ; los árabes desean venir a verla y , sobre todo , el Ministerio de Cultura italiano necesita saber la procedencia . — Bien , bien … Todos obtendrán cumplida respuesta . Entraron en la oficina , lujosa aunque sin estridencias . Ciertos cuadros se hallaban colocados a lo largo del suelo y apoyados en la pared ; de los mismos solo podía verse el envés . William no pudo dejar de pensar que el misterio en la pintura es más importante que la firma . Su mesa de trabajo se hallaba repleta de hojas con anotaciones y catálogos de diferentes salas nacionales y extranjeras . — Por favor , Mónica , ¿ puedes preparar dos tazas de té ? —¿ Dos ? — preguntó la secretaria —. ¡ Yo no tomo té desde hace años ! — Creo que los dos vamos a necesitarlo — respondió William —.
Te lo ruego , toma asiento y escucha . — Hemos conseguido algo fantástico : un cuadro por el que muchos comerciantes estarían dispuestos a todo . Tendremos que
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