2 Generaciones Número 8 | Page 42

JUAN COLÍN MÉXICO

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¡HELP! CUIDADO CON LA TECNOLOGÍA

Queridos amigos y amigas, para un hombre como yo con 67 años de edad, la carrera en los avances tecnológicos, es simplemente abrumadora. Desde los años 80’s la computación, la telefonía, el cine, la medicina, los automóviles, los juguetes, la arquitectura, la agronomía y en fin casi todas las actividades del hombre se han visto beneficiadas por el desarrollo de la tecnología y como dicen por ahí “aún hay más” y no sabemos realmente hasta donde podrá llegar el hombre en sus descubrimientos a favor de los seres humanos.

Ciertamente la aplicación de la misma en la medicina es realmente favorable en todos sentidos. Asimismo cuando conducimos un automóvil es incuestionable que cada año las medidas de comodidad y seguridad aumentan considerablemente. En los últimos años el campo se ha visto grandemente beneficiado por dichos avances y así podemos seguir mencionando variados aspectos de la vida en que nos ha alcanzado la modernidad con la misma.

Sin embargo, siempre hay un “prietito en el arroz”, y es así que de repente me di cuenta de que no todo son buenas noticias. Durante más o menos ocho meses he encontrado situaciones que me parecen realmente de consideración por el uso inmoderado de la tecnología, así que permítanme contarles algunas de esas situaciones.

Un día cualquiera del mes de julio del año pasado, entre a una restaurant a comer. Casi inmediatamente, una pareja de jóvenes (hombre y mujer) entraron a lo mismo. El varón llevaba en la mano un ¿iPod, iPhone? (perdón pero no sé qué era), el caso es que movía las manos con gran rapidez y colgaba de sus oído derecho un cablecito que me imagino era parte de un audífono. Se acercó la mesera y la mujer de viva voz le indico lo que quería comer. El varón, embebido como estaba con su pequeño amigo, se concretó a señalar la carta del menú con el dedo para indicar lo que deseaba. Es decir, no habló. ¿Cuánto duró la comida? 25 o 30 minutos. Terminaron de ingerir sus alimentos y ¡nunca se dirigieron la palabra! El jovencito pagó y siguió con su distracción. ¡Un total aislado! Si mi hija se hubiera encontrado con un esposo como éste joven, pobre de ella, se iba a morir de aburrimiento. Pero no ha sido la única vez, cuando menos he observado éste mismo comportamiento en diferente ocasiones en 8 o 10 veces en lugares y fechas distintas en donde a veces es el mismo artefacto o a veces es un celular. ¡Qué bueno que nací en 1945!

Los de mi generación aprovechábamos una ocasión similar para platicar, intercambiar ideas, hablar de nuestros sueños o de las experiencias. ¡Qué diferente!

Otro día. Hospital de Nutrición al sur de la Ciudad de México, área de análisis clínicos y en donde diariamente se presentan entre 150 y 200 pacientes. Yo tenía la ficha 68 y había que esperar el turno para entregar las muestras y después pasar a que me extrajeran sangre. Mientras estaba esperando llegó una mujer como de 25 años que caminaba con celular en la mano sin mirar donde pisaba siquiera. Estuvo de pie (porque ya no había lugar en las sillas) y pasó aproximadamente 20 minutos con el teléfono en las manos tal vez jugando uno de los muchos juegos que traen incorporados dichos aparatos, porque movía los dedos de las manos a una velocidad asombrosa. Por fin, guardó el celular y me dije: ¡Qué aguante! Pero cuando creí que ya lo había visto todo, ¡sacó otro aparato de su bolso y continuó con su mutismo y aislamiento absolutos! Quién sabe si escucharía cuando le tocó su turno.