2 Generaciones Número 7 | Page 29

Eres tal vez también de los que realiza tareas sencillas pero importantísimas dentro de la sociedad para una mejor convivencia como: barrer el frente de tu casa o tal vez también el de las casas de tus vecinos; plantar un árbol; cuidar el agua y el consumo de electricidad; te interesas por la ecología y no consumes ni tiras botellas y bolsas de plástico; caminas tramos pequeños para no usar el auto y así evitar contaminar; depositas la basura en su lugar. ¡Qué bien, te felicito! No importa que te digan iluso o soñador, usar el tiempo así también es necesario.

Hay quienes ocupan su tiempo en cuestiones de esparcimiento sano y de cultura en general, tales como: leer, escuchar música, visitar museos, ir al teatro, a un concierto; visitar una biblioteca; asistir a un evento deportivo, componer poesía, declamar; asistir a cursos de crecimiento y desarrollo personal y otras muchas actividades encaminadas a buscar el desarrollo intelectual y espiritual.

¡En cuantas actividades positivas podemos emplear nuestro tiempo! Con cuanta razón existen tantas advertencias sobre el mismo, tales como:

- “El tiempo vuela”

- “El tiempo es oro”

- “Darle tiempo al tiempo”

- “Cada cosa a su tiempo”

- “Haz las cosas con tiempo”

- “El tiempo no regresa”

En mi opinión el tiempo mejor utilizad es aquel que se emplea para amar. Sí, aunque parezca simplón. Amar a la naturaleza, a nuestro familiares, amigos, vecinos; al mundo en general, amar a los animales a los árboles, a los ríos; al Sol a la Luna que nos dan calor y luz; amar de verdad a través de compartir, de perdonar, de ser solidarios con los demás y desde luego amar a Dios, el creador y dador del tiempo porque créalo o no querido lector, hay un ser Supremo que tiene ese don en sus manos. Agradezcamos nuestro tiempo.

No esperemos como aquella película de los años setenta llamada “Pide al tiempo que vuelva” para ocuparlo de una manera efectiva, ocupémonos en atesorarlo, vivirlo plenamente y disfrutarlo cuando lo tengamos, porque habrá un día que ya no lo tendremos.

JUAN COLIN MÉXICO

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