MERÇÉ SÀNCHIZ ESPAÑA
El plato fuerte (y ya lo era bastante lo relatado hasta ahora) era el capón relleno. Se trata de un pollo que se castra a los cuatro meses, con lo que cuando llega el momento de comérselo ha engordado hasta llegar a pesar cuatro o cinco kilos, con una carne exquisita y muy sabrosa, que se rellenaba con salchichas, piñones, pasas y ciruelas pasas.
Todo ello bien regado con cava. Una Navidad sin cava, no era Navidad. En Catalunya todas la celebraciones tienen que tener su brindis con cava (¡bueno, uno, o dos, o tres, los que hagan falta!)
Y para terminar los dulces: turrones, “neules” (barquillos), lionesas, etc.…, un buen café y toda una gran variedad de licores: Licor 43, Coñac, Chartreuse, Brandy, más dulces o más secos según el gusto de cada una de las personas que se sentaban a la mesa.
Pero no terminaba aquí la celebración, porque en Catalunya el día siguiente, San Esteban, también es fiesta. Podríamos pensar que se trataba de un día dedicado a descansar de tanto exceso gastronómico. Pero no. Las familias grandes que no podían celebrar todos juntos el 25, se reunían en casa de algún otro familiar para comer con ellos, y las que no lo eran tanto preparaban, con las sobras del día anterior, unos ricos “canalons” (canelones), que también eran un símbolo importante de la Navidad catalana, y seguían comiendo, bebiendo, cantando y riendo.
Por supuesto en mi casa nunca hubo un árbol de Navidad, ni regalos a sus pies. Esa es una tradición importada que nunca caló en mi hogar y que ha costado implantarla en Catalunya, y sólo por la fuerza del consumismo y de la globalización. A mi generación le traían los regalos los reyes, que al lado del “pessebre”, presente en el sitio más visible de la casa, iban acercándose día a día al Niño Jesús, hasta que llegaba el día 6. La noche anterior, con toda la emoción y los nervios de lo que iba a pasar al día siguiente, les dejábamos en el balcón, agua y pan para los camellos y dulces y alguna copita de buen vino para los Reyes, para que se repusieran de su arduo trabajo de toda una noche. Nos mandaban temprano a la cama, porque si los Reyes nos encontraban despiertos no nos iban a dejar nada. Y temprano nos despertábamos comidos por la impaciencia y la ilusión.
Podría hablarles del Roscón de Reyes, del día de los Santos Inocentes, del “Cap d’any” (Año Nuevo), pero eso haría este artículo interminable. Lo mejor que pueden hacer es viajar esta, o cualquier otra Navidad, a Catalunya y comprobar lo que les he contado y averiguar lo que ha quedado en el tintero.
BON NADAL I PRÓSPER ANY NOU!
CAPÓN RELLENO
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