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Jesús, el mentor de una filosofía de vida práctica, dijo a todo aquel que esté dispuesto a aceptarlo: “Yo he venido para que tengan vida y para que la tengan en abundancia”. (Juan 10: 10)
Recuerdo la experiencia de una muy querida amiga, actualmente de 90 años que cuando se jubiló, empezó una nueva actividad: toda su vida había anhelado pintar, y ése fue el momento que comenzó a dar sus primeros pasos.
Desde hace muchos años, ella está dedicada a pintar al óleo y espátula, y ha organizado exposiciones en donde muchas de sus obras fueron adquiridas.
Esto significó la manera de obtener y aumentar sus ingresos, y además sentirse sana, útil e inspirada.
En relación a la convivencia con sus familiares, vive sola, pues consideró que no quería representar un peso o una molestia, teniendo que atenderla y ocuparse de sus necesidades. También ella entiende que puede resultar molesto no adaptarse a los más jóvenes, a sus inquietudes y exigencias.
Cuando se piensa más en “dar” que en “recibir”, las relaciones se vuelven más saludables y armoniosas.
Es bueno conservar el equilibrio para aceptar los cambios y algo fundamental: estar abiertos al diálogo y actualizarse para conservar la vigencia en lo íntimo y social.
Vale la pena iniciar una nueva vida, y emprender un camino hacia la salud, el desarrollo mental y espiritual, incluyendo la belleza y poesía que encierra la edad “supuestamente” avanzada. ¡Intentémoslo!
ELIZABETH SANTÁNGELO ARGENTINA