12
ELIZABETH SANTÁNGELO ARGENTINA
Cuando llega el momento de dejar las actividades, profesionales, comerciales o domésticas, para jubilarnos, tal vez aparezca una amplia gama de interrogantes: ¿Para qué estoy? ¿Valió la pena tanto sacrificio? ¿Qué me espera? ¿Comenzaré a disfrutar más de la vida o comenzarán los famosos “achaques”?
Un ejemplo práctico que nos ayudará a sacar conclusiones, es el de una especie de pinos que se cultivan principalmente en California, llamados “Sequoias” o “Secuoyas”, que llegan a medir más de 100 metros de altura, y su tronco entre 5 y 7 metros de diámetro, de hojas perennes, cuya vida llega a los 2000 y 3000 años. ¿Cuál será la causa de su longevidad? Muy simple: Viven por largo tiempo, porque con el paso del tiempo continúan creciendo. Y creciendo sanos y robustos.
El crecimiento individual entonces, es el secreto para responder a las exigencias de la vida, lograr el bienestar, la salud y armonía, a través de un ánimo más espiritual y un corazón renovado de vigor y hasta de buen humor.
El Dr. Juan Hitzig estudió las características de algunos longevos saludables y concluyó que más allá de las características biológicas, el denominador común de todos ellos radicaba en sus conductas y actitudes. Estas actitudes ante la vida plantan al individuo en una plataforma segura, sin trastornos, cuando está orientado a pensar que expresa cualidades espirituales que lo unen a Dios, quien lo mantiene y sostiene bajo toda circunstancia. El estancamiento, la monotonía y la decadencia, tienen relación con una vida improductiva y vacía. Podemos cambiarla a la posibilidad de una vida plena, con oportunidades y acción renovada.
¿Jubilarse?
¡¡¡Tiempo de crecer!!!