Merçé Sànchiz
“Ballets de Catalunya”, danzas, corales, teatro, fiesta de los farolillos en el patio de carruajes de la sede, en la monumental calle Moncada. Encuentros de hermandad en Montserrat, cultura catalana, “haciendo patria”. El domingo sardanas, la “tenora” vibrando en la plaza de la Catedral, los jóvenes calzando alpargatas blancas, compitiendo para conseguir el círculo más perfecto, por no descontarse en los pasos. Una habitación sin ventana, un retrete sin ducha, una cocina económica, una nevera de hielo, un patio de luz lleno de ropa para secar y de chismes, un balcón en el que nunca me dejaron una bicicleta los Reyes Magos. Paseo por ese escenario de mi infancia dejando que se amontonen los recuerdos, sencillos, sin importancia, nada literarios ni épicos, muy parecidos a los de otras niñas nacidas en Barcelona con las primeras barras de pan blanco, después del hambre que dejó la guerra civil. Recuerdos de cuando todo estaba por hacer y el mundo se acababa al final de las Ramblas, cerca del puerto. Barrio, familia, amigos, bajo la luz halagadora de los recuerdos. Recuerdos a veces miel, a veces hiel, los míos…
Sardanas en la Catedral. 1959
Pla de Palau. 1956
Las Ramblas. 1955
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