2 Generaciones Número 5 | Page 8

El viejo empedrado...

El viejo empedrado de la calle del “Bou de Sant Pere”. El cuarto piso sin ascensor, abajo la escalera de caracol oscura y estrecha, arriba la azotea para tender la ropa y encender bengalas y tirar cohetes la noche de San Juan. La austera ermita románica de la que no recuerdo la advocación, donde sentí la ”llamada” de la fe y soñaba con ir a salvar a los pobres negritos. Las iglesias de San Pedro y San Francisco, oscuras y frías. El sugerente y emblemático edificio del Palau de laEl viejo empedrado de la calle del “Bou de Sant Pere”. El cuarto piso sin ascensor, abajo la escalera de caracol oscura y estrecha, arriba la azotea para tender la ropa y encender bengalas y tirar cohetes la noche de San Juan. La austera ermita románica de la que no recuerdo la advocación, donde sentí la ”llamada” de la fe y soñaba con ir a salvar a los pobres negritos. Las iglesias de San Pedro y San Francisco, oscuras y frías. El sugerente y emblemático edificio del Palau de la Música, referente de la cultura catalana durante la época franquista, una joya de colores y formas en medio del barrio gris, donde tantas veces disfruté de la música y del folclore de mi tierra, en esa admirable obra del arquitecto Doménech, discípulo de Gaudí. Dos cines alrededor: el de la Vía Layetana, para las películas importantes, con pantalla panorámica, y el de la calle “Baix de Sant Pere”, por las tardes de los jueves, lleno de chiquillería y cacahuetes. Las bodegas con sus inacabables botas de vino y del vermut del domingo. El mercado de Santa Catalina, confusión de olores, de colores, de gritos: “Mira nena, tengo gambas de la costa y mejillones de roca, ¡los más frescos de todo el mercado!, “tengo tomates de la tierra, bonita”. La Academia Salses, ¡qué extrañamente fresco el recuerdo!, las primeras letras, los primeros cuentos, maestros republicanos, represaliados, cultísimos. El Instituto de las Javerianas, monjas modernas, vestidas de “personas”, páginas de la Historia del Arte aprendidas de memoria. Calles estrechas llenas de vecinos y vecinas charlando de ventana a ventana, de lado a lado de la calle.

Calle del barrio gótico. Barcelona.

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