Cuando Susan Meiselas estuvo en Nicaragua para atestiguar con su cámara la lucha contra Somoza por parte de la guerrilla, Monimbó fue uno de los lugares que visitó. Y ahí conoció a Justo, quien fue su guía en las batallas, de trinchera en trinchera. Esas imágenes están recogidas en un libro de Meiselas titulado NICARAGUA, junio de 1978-Julio de 1979.
¿Cuál es la historia de los jóvenes enmascarados con bombas en las manos?
“A mí me recomendaron no ayudar a Susan. Yo me arriesgué porque quería que mostrara como sufríamos nosotros los jóvenes en esa época. Y que nos defendíamos con palos, bombas de mecate y cohetes rudimentarios contra las armas bélicas que usaba la Guardia”, cuenta don Justo.
Sigue su relato:
“Una mañana estábamos probando las bombas de contacto que hacíamos y a la vez estábamos entrenando. Cuando llegó Susan vio que había muchos elementos para una buena foto y nos pidió que posáramos. Y ya ves, la foto salió buena y recorrió todo el mundo”, cuenta Justo, lleno de orgullo.
Justo ha sido artesano de sombreros y zapatos; además, trabajó por más de 15 años como bombero en una gasolinera. Hoy labora como vigilante en la Alcaldía de Masaya y en sus días libres se dedica a su oficio. La revolución sólo le dejó el orgullo de haber sido un combatiente como muchos otros que, como dice una canción de esa época, fueron héroes que no dijeron que morían por la patria, sino que murieron.
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Historia de una foto Posada