2 Generaciones Número 3 | Page 30

Maggie Contreras - “Todo tiene remedio, menos la muerte”

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Alguna vez lo hemos escuchado, cuando inmersos en algún problema a manera de apoyo solidario alguien nos lo dice con la intención de suavizar la situación o enviando el mensaje que todo se solucionará. Pero de verdad, ¿todo tiene remedio menos la muerte?

No creo, porque incluso en algún momento hasta la muerte puede ser el mejor remedio, sino que le pregunten a alguien que haya tenido un ser querido, enfermo, sufriendo una agonía larga, lenta y dolorosa en la que vemos como día a día se va consumiendo la vida de esa persona que amamos.

Ante nuestra impotencia, sólo nos queda el recurso de la oración, haciendo a un lado el dolor sólo atinamos a pedir “Señor, haz lo mejor para él o ella, déjale descansar”.

Entonces díganme, ¿si es o no un buen remedio? pero para hablar de le muerte primero tenemos que hablar de la vida. Sabemos que desde que nacemos cada día morimos un poco, es un proceso natural y no sé porque le tenemos tanto miedo, hacemos planes para todo, qué haremos cuando vayamos a la escuela, cuando crezcamos, cuando terminemos una carrera, cuando formemos una familia, cuando los hijos lleguen, cuando se vayan, cuando estemos solos, cuando estemos viejos…

¿En qué momento perdimos la cuenta del tiempo? se ha ido, ojalá lo hayamos utilizado bien, los resultados cada uno los verá, pero aún tenemos algo ¿estás respirando? ¿viste amanecer? Hace calorcito ¿lo sientes? ¡Felicidades! ¡Estamos vivos, tenemos otro día, otra oportunidad!

Hay que aprovecharla para vivir bien, para estar en paz, pero no como la “paz de los cementerios” los muertos son los mejores compañeros, no se pelean, tampoco se hablan. Mejor como simples mortales pongámonos en paz con los demás, sobre todo con la vida, como lo dice mi buen cuate Amado Nervo (*) en su poema.

EN PAZ

Muy cerca de mi ocaso, yo te bendigo, vida,

porque nunca me diste ni esperanza fallida,

ni trabajos injustos, ni pena inmerecida;

porque veo al final de mi rudo camino

que yo fui el arquitecto de mi propio destino;

que si extraje las mieles o la hiel de las cosas,

fue porque en ellas puse hiel o mieles sabrosas:

cuando planté rosales, coseché siempre rosas.

...Cierto, a mis lozanías va a seguir el invierno:

¡mas tú no me dijiste que mayo fuese eterno!

Hallé sin duda largas las noches de mis penas;

mas no me prometiste tan sólo noches buenas;

y en cambio tuve algunas santamente serenas...

Amé, fui amado, el sol acarició mi faz.

¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz!

(*) Amado Nervo (1870-1919) poeta nayarita cuyo nombre completo era Juan Crisóstomo Ruiz de Nervo

Ojalá lo hayan disfrutado. Espero estar con ustedes en la próxima. Soy Maggie Contreras aunque Contreras no es mi apellido real, me queda mejor.

¡Nos vemos!