A LOS QUE FUERON ABANDONADOS
Marcea el viento de invierno sobre el puerto,
sin lograr ahuyentar el miedo
que sobrevuela los muelles.
Con el corazón helado,
una humanidad derrotada
vigila con las fuerzas que ya no tiene,
allí donde termina el mar.
Su único equipaje es el terror
al paredón, la cárcel,
los campos de concentración.
Su única salvación, un barco,
no importa hacia qué destino,
nunca será peor.
¿Por qué nadie les ayuda?
¿Por qué no llega una flota
de amigos del exterior?
En esos días de marzo,
del año que quebrantó
el sueño de una generación,
en el puerto de Alicante olía
a traición, a componenda,
a emboscada, a descomposición.
Los que pierden las guerras
ya ni personas son.
MERÇE SÀNCHIZ
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