AL QUE NO QUISO SER SOLDADO
Por la herida abierta en mi pecho
se me entra la muerte.
Hasta aquí llegó mi revolución.
A mi pesar os dejo, compañeros,
a mi pesar me voy.
Que mi sangre, roja hasta el final,
no riegue en vano esta tierra,
esta patria esquiva y huraña,
que nos prefiere héroes muertos
a ciudadanos de paz.
Por los ojos cegados de luz
se me escapa la vida.
A vosotros, hermanos,
confío mi recuerdo.
¡No me recordéis como soldado!
Hacedlo como hombre enamorado
de la libertad y la justicia,
que fue obligado a matar o morir
por defender la honra y el pan,
y que hubiera preferido vivir
sin tener que luchar.
¿Pero, quién puede vivir hambriento
y encadenado?
No me lloréis, compañeros,
cantad alto, fuerte y claro,
una canción de amor
que aviente la esperanza
por todos los rincones de España.
33